David MESEGUER
CONSULTA EN KURDISTÁN SUR

Histórico referéndum en Kurdistán Sur marcado por la división

Para el próximo 25 de setiembre hay convocado un referéndum de independencia en Kurdistán Sur. Una consulta marcada por la división, la complicada situación y las críticas al presidente Barzani, a quien acusan de querer blindar su poder a través de este plebiscito, avalado el pasado viernes en un pleno por 65 de los 111 diputados del Parlamento kurdo.

Es tiempo de plebiscitos y de subvertir el statu quo. Aunque bajo circunstancias muy diferentes, los pueblos de Catalunya y Kurdistán Sur están determinados a decidir su futuro en las urnas. Así lo ratificaron el viernes 65 de los 111 diputados del Parlamento kurdo a pesar de la evidente división entre las principales fuerzas políticas kurdas y la objeción de Bagdad, EEUU, Turquía o Irán, entre otros estados.

Un pleno que, tras dos años sin reunirse, contó con la ausencia destacada de seis de los 18 parlamentarios de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), del representante del Partido Turcomano Iraquí, así como de todos los diputados de Gorran (Movimiento por el Cambio) y el Grupo Islámico de Kurdistán (Komal), por su oposición a las condiciones en las que se produce el plebiscito del próximo lunes 25 de setiembre.

Omed Khoshnaw, parlamentario del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), dijo que «la votación logrará para los kurdos lo que se les ha negado durante el último siglo». El diputado de la principal fuerza impulsora del referéndum y del «Sí» destacó en el hemiciclo que «la independencia es la única garantía para el pueblo de Kurdistán de que un genocidio nunca vuelva a repetirse».

Una opinión diametralmente opuesta a la de Shorsh Haji, portavoz y uno de los líderes de Gorran, fuerza surgida en 2009 como alternativa al bipartidismo del PDK y UPK y con la lucha contra la corrupción como buque insignia. «Nuestro objetivo es un Kurdistán libre e independiente pero no a cualquier precio», subraya a GARA. «El referéndum no tiene ninguna base legal. Es una decisión unilateral de Barzani y sus aliados de acuerdo a sus intereses», añade Haji desde Suleimaniya.

Independencia o más poder para Barzani. La idoneidad del referéndum ha puesto aún más de relieve las profundas diferencias existentes entre los diferentes actores políticos de Kurdistán y ha fijado el foco sobre las intenciones reales del presidente Masud Barzani.

«La oligarquía ha vendido el plebiscito y la independencia como la solución a los problemas del pueblo, pero lo cierto es que es un mecanismo para legitimarse en el poder y seguir enriqueciéndose», explica a este diario Kamal Chomani, analista no residente del Tahrir Institute for the Middle East Policy.

Barzani asumió la presidencia del Gobierno Regional del Kurdistán iraquí en junio de 2005 y debería haber terminado en 2013 tras completar el cupo de mandatos. Sin embargo, el líder del PDK decidió ampliar su puesto en el cargo por dos años tanto en 2013 como en 2015. Una prórroga de sus funciones que coincidió con la irrupción de la amenaza del Estado Islámico (ISIS) y el desplome mundial de los precios del petróleo en 2014.

La exportación del crudo por cuenta propia hizo que el Gobierno iraquí cortase su 17% del presupuesto federal destinado a la región autónoma kurda, situando Erbil al borde de la quiebra y sumiendo el territorio en una profunda crisis económica cuyos efectos siguen hoy vigentes. Actualmente, la deuda del Ejecutivo de Barzani se sitúa en torno a los 30.000 millones de dólares y los salarios de los funcionarios se han recortado drásticamente y se pagan con dificultad y retrasos.

Una delicada situación económica que según Kamal Chomani «no ha frenado las ansias de la familia Barzani por amasar dinero». Unas denuncias de nepotismo y corrupción que ha costado a algunos activistas y periodistas amenazas, palizas e incluso la vida.

Un clima de tensión al que el núcleo duro del UPK ha contribuido arremetiendo contra aquellos contrarios al referéndum y catalogándoles de «traidores». Sheikh Jaffar, miembro del buró político, llegó a decir que «aquellos que se oponían a la independencia eran peores que el Estado Islámico».

Para Shorsh Haji de Gorran, antes que dar ningún paso hacia la autodeterminación hay que «solucionar los graves problemas políticos y económicos, la falta de justicia social y la inexistencia de un Estado de derecho». Por el contrario, el presidente Masud Barzani defendía recientemente que «una nación no puede esperar a que se solucionen todos los problemas para decidir su destino», al tiempo que añadía que «la consecución de la independencia ayudará de forma automática a resolver muchos de ellos».

Por su parte, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), defensor de la idea de que «el Estado-Nación no resolverá el problema de los pueblos», ha manifestado en palabras de su colíder Bese Hozat que «no están en contra de un Kurdistán independiente pero sí de la imposición de este referéndum unilateral y de sus objetivos».

Zonas en disputa con Bagdad y minorías. Un proceso de autodeterminación que, de fructificar, pondría fin a las fronteras establecidas en el siglo XX por las potencias europeas y daría a los kurdos de Irak la histórica oportunidad de tener un Estado propio tras décadas de conflictos y tensiones con Bagdad. Las políticas de arabización y asimilación o las masacres contra los kurdos en los 80 durante la guerra Irán-Irak por parte del Gobierno de Saddam Hussein, son algunos de estos episodios.

Una confrontación que, sumada a la fidelidad a Estados Unidos durante las guerras que en 1991 y 2003 azotaron Irak, permitió a los kurdos conseguir un estatus autonómico y adueñarse de algunos territorios en disputa con Bagdad.

Tras la invasión estadounidense, el autogobierno kurdo trató de mantenerse al margen de la deriva sectaria y la inestabilidad que sumió a Irak en el caos absoluto. Y lo hizo con relativo éxito, hasta que uno de los hijos engendrado durante esa invasión, el ISIS, se presentó a las puertas de Kurdistán Sur en 2014. Los kurdos aprovecharon la desbandada del Ejército iraquí ante la llegada del ISIS en algunas zonas de Nínive y Kirkuk para ampliar sus zonas bajo control con especial interés en decenas de pozos de petróleo situados en estos territorios.

Erbil ha anunciado que el plebiscito del 25 de setiembre tendrá lugar en las gobernaciones de Dohuk, Erbil, Suleymaniya y Halabja, así como en varias zonas fuera de la administración autónoma como son Kirkuk, Maxmur, Khanaqin y Sinjar.

«Kirkuk puede convertirse en una zona de conflicto armado con Bagdad si queda bajo las fronteras de un futuro Kurdistán», sostiene Kamal Chomani.

Unas advertencias llegadas desde la mismísima Casa Blanca, quien no apoya la decisión kurda y hasta el último momento está tratando de frenar el referéndum. El presidente Barzani ha manifestado que «respectará la decisión que tome el pueblo de Kirkuk en el plebiscito».

Precisamente en Kirkuk, los líderes de ocho partidos turcomanos en la provincia han pedido a su pueblo que «boicoteen el referéndum de independencia de Kurdistán porque viola la Constitución iraquí». A pesar de que el Gobierno kurdo ha prometido la protección de las minorías y su encaje en el futuro Estado kurdo, los principales líderes tribales árabes de Kirkuk también han hecho un llamamiento al boicot.

La región ha vivido un aumento de la tensión en los últimos días y prueba de ello ha sido la destitución por parte del Gobierno de Bagdad del gobernador de la provincia de Kirkuk que se mostraba favorable al plebiscito. En Kirkuk y otras zonas en disputa, las milicias chiíes de Hashd al-Shaabi han protagonizado incidentes retirando banderas kurdas y han dejado claro que no permitirán la votación. Una situación de confrontación que también puede vivirse en Sinjar, donde una amplia parte del territorio está controlada por una milicia yazidí en la órbita del PKK.

Oposición de Estados Unidos y las potencias regionales. En un comunicado, la Administración estadounidense ha reiterado que «no apoya el referéndum porque distrae de los esfuerzos para derrotar al ISIS y estabilizar las áreas liberadas».

Además, advierte de que su celebración en las áreas en disputa es «particularmente provocativa y desestabilizadora» y piden al Gobierno de Kurdistán que «interrumpa el referéndum y entable un diálogo serio y sostenido con Bagdad».

En los últimos días, el enviado especial de la Casa Blanca en la Coalición internacional contra ISIS, Brett McGurk, ha intensificado las reuniones con Erbil para tratar de abortar el plebiscito. Barzaniha remarcado que si no hay una mejor propuesta «el referéndum se celebrará».

Una posición contraria que también comparten la ONU, la Liga Árabe, Turquía e Irán. Ankara ya ha advertido que el referéndum es un «error histórico» y que llevará a cabo las políticas necesarias para «garantizar la integridad territorial de Irak».

Quien ha mostrado su apoyo firme a un Kurdistán independiente es el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.