Raimundo Fitero
DE REOJO

Inmortalidad

Los olores otoñales que se nos incrustaron en nuestro código en el siglo veinte renacen en este principio de siglo veintiuno, pero arropados por demasiados desodorantes artificiales. En sociología se habla de la dualidad encarando la cuestión de supervivencia desde un análisis económico, los de arriba y los de abajo, una manera forzada de no aceptar la lucha de clases. Los ricos son cada vez más ricos y los pobres más pobres. Los que no se sienten ni ricos ni pobres, ¿qué son? Consumidores. Audiencias. Porcentajes.

Mientras fundo baterías de mis aparatos buscando una luz o un paisaje reconocible me percato de una cuestión que está provocando una idea diferente del mundo a medio y largo plazo. La ciencia está tomando presencia en las programaciones televisivas. Pero con programas que nos llevan muy lejos. Algunos científicos hablan sin dar síntomas de desvarío mental de la inmortalidad. ¿Dónde estamos exactamente que me mareo?

Si hay cientos de millones de seres humanos que no tienen agua potable, si hay millones de personas desplazadas, que sufren hambrunas, infecciones contagiosas controlables, que no tienen los mínimos imprescindibles para que su vida sea considerada como digna, ¿podemos estar hablando a la vez de inmortalidad? Si somos vulnerables a cualquier mutación de un virus, si vemos sufrir a niños no solamente por el hambre y la desnutrición sino por enfermedades denominadas raras, ¿de qué hablan cuando hablan de inmortalidad?

Nunca me había planteado la inmortalidad como una de mis posibilidades, pero viendo la tele, empiezo a creer que hay muchos mundos en este mundo, que suceden muchas más cosas, científicas, de las que tenemos conocimiento. Empieza a ser la Ciencia mi nueva religión. Y el viagra su profeta.