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Interview
ALBERT PLA
CANTANTE Y ACTOR CATALÁN

«Sabía que si escribía algo lleno de gilipolleces me lo publicarían todos»

El creador catalán Albert Pla ha vuelto a la polémica tras remitir una irónica opinión “españolista” que engañó a la mayoría de medios de comunicación. Hablamos con él en vísperas del 1-O y antes de su recital del próximo sábado, día 7, en Donostia.


Albert Pla i Álvarez envió un irónico audio sobre Catalunya, la mayoría de medios españoles lo dio por algo serio y el canta-actor de Sabadell se convirtió en máxima tendencia de Twitter. El barcelonés ha demostrado no tener dios ni amo en su prolífica trayectoria. En la misiva dice sentirse «como el Pitufo debajo de la col siendo devorado por el buey del independentismo». Polémicas aparte, vive en su masía cerca de Girona y ensaya una nueva obra teatral para enero.

Qué alegría verle entero. ¿Qué tal va esa salud? ¿El corazón en su sitio?

Todo entero y en su sitio, sí. Tuve un susto a causa del colesterol genético; lo tenía altísimo. Pero ahora tomo las pastillitas y ya me bajó. Y la familia también bien; estamos todos fantásticos.

Tras descubrirnos que su mamá le cantaba como nanas y a la vez “El noi de la mare” y “Fina estampa”, de María Dolores Pradera, ¿hay que llamarle Albert o Albertito?

Pues Albert, ¿no? Sabía que si escribía algo lleno de gilipolleces y hasta mal escrito me lo publicarían todos los periódicos. Y así ha sido.

Antes fue la “Carta al rey”, después otra a Albert Rivera, ahora la carta “españolista”. ¿Es usted un creativo epistolar o un frustrado cartero?

A mí me gustaría sobre todo ser articulista, dar opinión, marcar tendencia. Pero como nadie me publica mis reflexiones, pensé: «Voy a hacer un artículo mal redactado y lleno de mentiras y tonterías que guste a todo el mundo». ¡Pero no sabía que estaban tan desesperados como para tener que recurrir a Albert Pla! Es que son unos avariciosos, lo quieren todo. ¿No tienen ya suficiente con Serrat?

Mire que lanzar un manifiesto por la emisora catalana RAC1 en vez de por las redes sociales... ¡Qué antiguo!

Todo eso de las redes no lo sigo yo mucho; es un tema que no me interesa demasiado.

Le han llamado “anarcopayés”.

No me jodas. Yo creo que no soy nada de ambos. Pero bueno, lo que digan, lo que diga la gente.

Tiene un estudio de trabajo en su masía que hace también de cocina, en plan práctico. ¿Lo de trabajar en casa está bien o es muy despistante?

Yo me arreglo muy bien. Es mejor que trabajar en una ciudad, que precisamente te dispersa y despista más; aquí aprovechas más el tiempo. Ahora estamos quince días en el teatro que nos dejan en Bescanó, el pueblo de al lado, preparando una obra que estrenaremos en el mes de enero. Son canciones que hemos vuelto a hacer con Refree [Raúl Fernández]. Yo estaré solo en el escenario y voy con la gente del estudio de creación audiovisual Nueveojos, de Barcelona, y unos pintores argentinos que se llaman Lombongo. Está quedando todo muy chulo. Habla sobre el miedo.

Así que ya «nadie está para canciones» y más con la que les está cayendo a «los catalanes que también se sienten españoles». ¿Quiénes se tragaron más el vacile, los españolistas o los catalanistas?

Los catalanes ya me conocen bien, saben de mi sentido del humor y todo el mundo se ha estado riendo mucho. Los otros... Pero es que yo no he hecho nada, lo han hecho todo ellos solitos. Yo lo dije hablado, no escrito, en Catalunya y medio en broma. No pedí que me lo publicaran y ha salido en todos los sitios. Son ellos los que se han metido en el lío. Tanto «¡a por ellos!» y mira.

Han escrito que «Pla es de los que no se callan y que, a estas alturas, todos conocen su faceta independentista». ¿Conocía usted esa faceta suya o aquella otra de «no soy independentista catalán ni dejo de serlo»?

Uno de los comentarios que más me han gustado de todos los que han ido saliendo por ahí es el que ponía: «Las subvenciones doman». Parece que llevamos años sobreviviendo con la inestimable ayuda del PP...

¿La clave está en que usted es muy plural o es muy difuso? «Hoy pienso que esto es blanco, mañana puedo pensar que es negro, no me hago responsable en absoluto. Me cuesta entender a quienes tienen una idea fija sobre las cosas que la mantienen hasta la muerte».

Yo soy así, sí. No soy de ideas fijas, cambio de opinión cada día.

Se pasó quince años sin cantar en Catalunya porque lo hacía en castellano. Aquí, Ruper Ordorika cantó «nadie me dijo qué difícil es ser euskaldun, que más me valía elegir ser ciudadano del mundo?». ¿Hay un poco de esquizofrenia en todo esto?

Creo que es todo muy invasivo: las televisiones, las radios, los periódicos, los temas de conversación... Mucha gente mirando el móvil todo el día: «A ver, a ver, que en cinco minutos va a cambiar todo»... La sociedad es muy invasiva y te obliga a reaccionar: «Ya os vale, dejadme en paz de una puta vez». Antes es que eran como cuatro fachas, pero ahora estamos rodeados. Se me hace raro que hayamos llegado a todo esto.

Dice añorar «no hace tanto tiempo, un joven lleno de sueños paseando por las Ramblas con amigos míos de Madrid hablando en castellano sin que nadie te insultara por la calle. Recuerdo que entonces esa Barcelona era la Barcelona más bonita del mundo. La de Juan Marsé, Gil de Biedma, Vargas Llosa y de tantos otros catalanes». ¿Nos esconde que también estaba la Preysler?

Lo que más gracia me ha hecho de esto es que parece que nadie se ha dado cuenta de que ninguno de los tres es catalán. Y sí, faltaba la Preysler, ella sí que es auténticamente catalana.

Dicen que desde que Orson Welles radió la guerra de los mundos, nadie se la había colado a tanta gente por una emisora. ¿Le darán un Grammy o preferiría unos gramos de algo?

Uy, pues no necesito ni lo uno ni lo otro. ¿Gramos de algo? No, no, que no me pasen nada, por favor. No quiero nada de nadie.

Pues en Asturias casi le nombraron hijo predilecto por haber soltado allí lo de «me da asco ser español».

Es que en Gijón hay un ayuntamiento muy correoso, ¿eh? Primero me parecía una injusticia estar tan solito, pensaba que estaba loco, que era algo personal contra mí. Pero ahora estoy ya muy acompañado, veo que se prohíben cosas cada dos por tres; compruebo que hay mogollón de peña prohibida a los que nos quieren echar a patadas. La cosa se está socializando y me tranquiliza no estar solo.

PP y Ciudadanos se la tienen jurada. ¿Le ha respondido Albert Rivera a su carta abierta “Deja de vetar mis conciertos”?

Nada, nada; la verdad es que todavía no me ha llamado.

Y mire que era usted fraternal: «Me caes bien. Te llamas Albert, como yo. Eres catalán, como yo. Te gusta ir aseado, como yo. Y cada vez que abres la boca, dices una mentira o una tontería, como yo».

Todo lo que escribo es súper fraternal, también este artículo último.

El 2-O. ¿Será Catalunya independiente virtualmente? ¿Estará jugando el Barça contra el Manresa?

¿Pero qué voy a saber yo? Pobre de mí, encerrado aquí en el teatro, currando. Hombre, pase lo que pase, el mal ya está hecho. ¡Pumba! Mira, antes solo os conocían por el mundo a los vascos. Os hemos quitado el primer puesto.

Apostó 50 euros con unos amigos de “guasap” a que por fin un medio de comunicación español le publicaría una columna de opinión. ¿Cuánta pasta ha pillado?

He ganado la apuesta, sí, y es una cifra de muchos ceros. Pero no te la voy a decir porque me puede pillar Hacienda.

Es todo tan invasivo que no hemos hablado mucho de música. Dice tener claro que lo de cantante es un oficio de viejos que se acaba.

Pero como este es un oficio que ya se muere puedes hacer lo que quieras sin que nadie te diga nada. Dices «¡ah!» y todo el mundo te contesta «¡oh!». ¡Gilipollas! Ir al teatro es cosa de viejos, sí. Pero como estamos a punto de palmarla, nos ha pillado a tiempo.

¿Y de qué vivirá cuando eso se acabe? Porque los discos no se venden ya ni en el top manta...

Mira, a mí que no se vendan discos me parece bien. De hecho, los cantantes siempre han vivido de cantar si exceptuamos este paréntesis de 80 años en los que se ha vivido de grabar discos. Así que ahora volvemos a la normalidad, a cantar; se ha hecho justicia. Porque, además, durante estos 80 años no han sido los cantantes los que se han hecho ricos, sino otros. Pero sobreviviremos porque tampoco necesitamos mucho.

Se puede meter diputado, como Lluis Llach, aunque debería hacer primero un máster en banderas.

Eso... pues no, lo dudo mucho. Es que, ni aunque quisiera, no me aceptarían. Ni la CNT ni la CUP me aceptarían. Me echarían de todos lados.

Pero tiene buenas propuestas políticas como la que ha hecho sobre los presos del PP.

Sí, que copien a ETA y exijan la reagrupación de sus presos.

Vuelve a Donostia, al Doka Kafe Antzokia, con el guitarrista gitano Diego Cortés. ¿Recuerda que en 1992 presentó en el Principal “No solo de rumba vive el hombre” ante una veintena de espectadores? ¿Fue su récord artístico?

No, ya he tocado otras veces ante una veintena de personas. Hombre, tampoco es que sea lo habitual. Pero a veces un concierto ante 40-50 personas, como los que hicimos en Uruguay o México, me ha dado más trabajo que uno de mil.

Ha compuesto y cantado canciones, hecho teatro y cine, escrito libros, tiene tres hijas, se supone que habrá plantado árboles bajo el Montseny y ha mosqueado a tirios y troyanos. ¿Qué le queda en el tintero?

Pues no lo sé, no tengo planes especiales; tengo 1.500 ideas y a ver cuál es más fácil o más oportuna de hacer. Supongo que moriré haciendo canciones y escribiendo tonterías.

Bueno, pues molt bé. Espero que no me llame a la Guardia Civil o al juez por no estar de acuerdo con usted.

¡Guardia, guardia!