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Pelota

Artola encontró refugio en el saque y en el ancho

Un agresivo Unai Laso, muy acertado con el gancho de zurda, le puso en serios apuros en un partido disputado a un ritmo muy elevado, pero el de Alegia, más entero al final, logró el pase a cuartos de final.


ARTOLA 22

LASO 18


Iñaki Artola encontró en el saque –jugada con la que logró seis tantos– y el ancho –donde metió tres dejadas en los momentos más calientes del partido– el refugio para que el susto que Unai Laso le había metido en el cuerpo no fuera aún mayor. En el, sin duda, mejor partido de la primera jornada, disputado a un ritmo endiablado, el de Bizkarreta, muy agresivo y acertado con su gancho de zurda, apretó mucho a su rival e incluso a un Joseba Ezkurdia que por momentos reconoció que hubiera preferido no haber acudido al Beotibar a espiar al que va a ser su rival el viernes en el Burunda de Altsasu.

Y es que cualquiera que se quede en el cuadro de estadísticas, podría quedarse con el elevado número de errores de ambos, pero estos fríos números no reflejan la velocidad a la que la pelota se movió en el acotado tolosarra. La primera media docena de tantos fue además dura y peloteada, con Artola tratando de emplear la misma táctica de arrimar la pelota a pared izquierda que empleó ante el navarro en Zumaia.

Sin altura

Sin embargo, el de ayer no era un duelo manomanista y, sin la posibilidad de darle altura al pelotazo, el gancho del de Bizkarreta se mostró como un antídoto muy eficaz. El joven pelotari ha evolucionado una barbaridad en sus remates y tuvo a Artola contra las cuerdas en el 3-8.

Sin embargo, la cátedra seguía confiando en Artola y éste encontró en el saque el primer argumento para darles la razón. Parecía haber encarrilado el partido en el 15-11, momento en el que ya sumaba seis tantos con el primer pelotazo y otros 3 en el saque-remate.

Pero Laso había comprobado que para nada era inferior en el peloteo, la pelota incluso le salía más rápida de la mano y volvió igualar la contienda (15-15).

Sin embargo, tras tanto probar en pared, tres dejadas consecutivas en el ancho –Laso ni se movió del sitio– le dieron el pase, a pesar de una falta de saque.