NOV. 03 2017 AMERICAN ASSASSIN Inicio de otra franquicia más de origen literario M.I. Ya son legión los cineastas independientes que, uno tras otro, van cayendo en la rutina de los trabajos de encargo de la industria de Hollywood, sin apenas poder aportar nada personal a productos de acción adocenados sobre los que manda el estudio de turno. Michael Cuesta tuvo unos comienzos prometedores con “L.I.E.” (2001) y “El fin de la inocencia” (2006), pero después ha hecho cosas mucho más convencionales como “Familia de policías” (2010) o “Matar al mensajero” (2014). “American Assassin” se inscribe de lleno en esta decepcionante tendencia reciente, y a pesar de que le pone ganas a la realización tratando de aportar fisicidad y naturalismo a la violencia visual en plena era de la digitalización, sucumbe en el intento por culpa de un guion mercenario. Las novelas de Vince Flynn siguen la estela de las de Tom Clancy, con las que comparte su ideología fascistoide. Por lo que el arranque de esta nueva franquicia basada en el ciclo literario dedicado al agente Mitch Rapp quiere enganchar a un público predispuesto, lo que ya ha logrado en la taquilla de los EEUU, en la que ya ha recuperado la inversión inicial de 33 millones de dólares. El estelar Dylan O’Brien está todavía muy verde, dejando el peso interpretativo en manos de Michael Keaton como su mentor.