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OBRAS VASCAS GALARDONADAS EN LOS III PREMIOS ACHE

ESTRUCTURAS SINGULARES PARA CUBRIR NECESIDADES BÁSICAS

ENTRE LA IMAGINACIÓN, LA INNOVACIÓN Y LA CREACIÓN HAN BAILADO LAS TRES OBRAS VASCAS GALARDONADAS EN LA TERCERA EDICIÓN DE LOS PREMIOS ACHE. ORONA ZERO, LA CUBIERTA DE SAN MAMÉS O LA PASARELA DE MARTUTENE TIENEN EL SELLO DE LA SINGULARIDAD, BIEN POR EL ENTORNO MEDIOAMBIENTAL O BIEN POR AMBICIÓN ESTRATÉGICA.


Una treintena de ingenieros se reunió ayer en Orona Ideo, ubicada junto al frontón Galarreta de Hernani y que, según explicó el encargado de la Fundación, Iñigo Marquet, representa una ciudad de mestizaje entre empresarios, investigadores y estudiantes. Se trata de un espacio conformado por cuatro edificios que emergen desde el suelo aunque, en la práctica, es en el subsuelo donde se registra la mayor parte de los movimientos. A3 Research, Orona Fundazioa, Orona Gallery y Orona Zero son los pilares de la «ciudad».

Visita guiada aparte, la reunión sirvió para explayarse sobre las razones por la que el edificio circular de Orona –al igual que la extensión de la cubierta de San Mamés y la pasarela de Martutene sobre el río Urumea– ha sido premiado por la Asociación Científico-Técnica del Hormigón Estructural (ACHE).

El edificio Zero (en inglés porque en la empresa trabajan ciudadanos de diferentes países de Europa) en sí abarca un espacio de 10.000 m² y hace la función de puerta de entrada por esa inclinación que le hace tan especial y tan sorprendente. Una pendiente de 15 grados al sur, «ángulo que más convenía por el encaje geométrico», como detalló el arquitecto Javier de la Fuente, el cual aprovecharon para aplicar placas solares.

Con la forma circular, idéntica al logo de la compañía, y con un diámetro exterior de 90 metros, ha recibido el trofeo a la mejor estructura de edificación. La altura de esa superficie inclinada de hormigón y acero –con una fachada de cristales opacos, transparentes y translúcidos– es de 16 metros. Explicaron cada detalle sobre el proceso de las obras, en el que la clave estuvo en una vigas diagonales que iban aguantando el peso. Después de 750 días de labor, De la Fuente admitió que organizar la estructura interior, donde el espacio de cada planta va disminuyendo, fue un auténtico reto.

Dificultades con la lluvia

La independencia tecnológica ha llevado a Orona a expandirse internacionalmente y, aunque no es comparable, la estructura de San Mames Barria también se ha paseado por el mundo gracias a su innovación –aunque fuese provocada por las quejas de los abonados del Athletic Club–. La lluvia que caía sobre los espectadores de las primeras 14 filas obligó a volver a estructurar la cobertura. «Es la primera vez que se acopla una cubierta en una estructura ya finalizada», puntualizó el ingeniero de Idom Javier Llarena.

La expansión se llevó a cabo en un «tiempo récord» –desde mayo hasta agosto de 2016–, colocando una red de cables y, entre ellos, planchas de algodón, que aumentaron la superficie del techo en un 25%. Tuvo que hacerse con un material ligero para no forzar la estructura ya edificada, que aún así tuvieron que reforzar, y para que estuviera algo inclinada con el fin de no variar el sistema de drenaje.

Con el agua, o más exactamente con las inundaciones, tiene que ver la pasarela construida en Martutene sobre el Urumea. Un proyecto detalladamente analizado por la Agencia Vasca del Agua-URA para evitar que el agua arrasase una y otra vez el barrio donostiarra, cuya clave ha sido levantar un muro en la margen derecha y doblar la anchura del cauce. En ese proceso, la premiada renovación del puente peatonal, que pasó a tener 71 metros de largo, fue realizada con un sistema de empotramiento en cada lado con la raíz en el subsuelo –«aunque parezca que crece desde la tierra», admitió el ingeniero de caminos Mario Guisasola–, sin pilares en el centro para dejar al río correr sin obstrucciones.