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saski baskonia

Sobrevive al partidazo de Pustovyi

Pese a la actuación del pívot de Obradoiro, Huertas y Shengelia lideraron el triunfo gasteiztarra, con la ayuda de Malmanis y Janning.


SASKI BASKONIA 85

MONBUS OBRADOIRO 78


El Obradoiro es un equipo trabajado, a imagen y semejanza de su técnico, un Moncho Fernández que honra a quien decidió apodarlo de «alquimista». Ya en su día, los Atlanta Hawks felicitaron expresamente al preparador gallego por su trabajo formativo con el pívot Mike Muscala, y el equipo que, en un futuro no muy lejano, fiche al gigante ucranio Artem Pustovyi debiera hacer lo mismo.

Con todo y eso, y sin que Obradoiro deje de ser un equipo de retales, Saski Baskonia logró la victoria. No sin sudar, no sin sufrir, y con el mejor partido de Marcelinho Huertas desde su regreso de la NBA. Sobre todo en la primera mitad, Pustovyi trajo de cabeza a toda la defensa baskonista, amén de que en labores de retaguardia colocó hasta cuatro tapones.

Aunque Obradoiro no levante las pasiones que Fenerbahçe, sobre todo porque su plantilla es mucho peor, dejó en el Buesa Arena su sello de calidad, un sello que no le fue suficiente para ganar, pero sí para ganarse –una vez más– el respeto de una grada que agradeció el triunfo. Aparte de Huertas, o de un Shengelia que lideró la anotación gasteiztarra en la primera mitad, lo que marcó la diferencia fue el trabajo grupal. Por ejemplo, Malmanis volvió a ofrecer un nivel muy alto, anotando ocho puntos y dando un valioso descanso a Shengelia mientras Kevin Jones se va aprendiendo los sistemas –el contrapunto es Tadas Sedekerskis, cedido en el San Pablo Burgos, que no disfrutó ni un solo segundo de juego en Miribilla–. De esa guisa, Saski Baskonia pudo irse por delante al descanso, aunque solo fuera 43-41, tras una contra culminada con mate por Tornike Shengelia.

De la escapada al susto

El duelo estaba siendo muy incómodo para los gasteiztarras, aunque a partir de la segunda mitad pudieron encontrar acierto por parte de Janning –esencial, ya que tanto Timma como Beaubois jugaron tocados por molestias de distinta índole–. En el bando rival, Pepe Pozas y Sàbat le tomaban el relevo a Pustovyi, aguantando los tirones del Baskonia, que llegaba al inicio del cuarto final ganando por un exiguo 66-61.

Un parcial de 6-0 pareció romper el partido al adelantarse 72-61. Un tiempo muerto de Moncho Fernández volvió a apretar el marcador, hasta que una involuntaria «autocanasta» de Poirier metió el miedo en el cuerpo en la grada, al arrimarse el Obradoiro hasta un peligrosísimo 79-78, inmersos ya en el último minuto. Por fortuna, ahí estaba Huertas para, con una penetración primero y los tiros libres después, amarrar un meritorio y difícil triunfo.