GARA Euskal Herriko egunkaria
IKUSMIRA

Expulsiones


La palabra expulsión siempre es negativa. En términos futbolísticos, significa que el colegiado echa a un jugador por distintos motivos, que pueden ser faltas peligrosas, agresiones o cualquier otro motivo negativo. Este pasado fin de semana el madridista y andaluz Sergio Ramos ha logrado su 19ª expulsión en Liga por sendos codazos en San Mamés, primero ante Raúl García y luego a Aritz Aduriz.

Algo lamentable viniendo del que muchos sitúan como uno de los mejores centrales del mundo. Sin embargo, parece que este hecho se ha tomado con «humor» en las redes sociales y en el ámbito deportivo, porque se trata de un nuevo récord de expulsiones, superando al mítico –por sus guarrerías– Pablo Alfaro, ahora comentarista televisivo –y bastante más tranquilo y con la cabeza más asentada que como jugador–, y a Xavier Aguado. Fue este último quien dirigió al primero un comentario en Twitter señalando que «Por fin, @PabloAlfaro. Se acabó». El exjugador del Zaragoza también indicó en una entrevista para Radio Marca que «se están penalizando mucho los codos en el juego aéreo». Dejaría sin comentarios esta reflexión, pero se da la casualidad de que un excompañero de Alfaro en su etapa en el Sevilla, exactamente Javi Navarro, envió a otro jugador a la UCI precisamente por un codazo tras una entrada brutal en la pugna por un balón dividido.

Menos mal que ante todo este revuelo siempre aparece Carles Puyol, expulsado solo tres veces en toda su carrera en el Barça y elegante donde los haya tanto dentro como fuera del terreno de juego. «Yo entraba duro, pero de forma limpia», ha respondido. Visca Puyol, eterno capitán.