DEC. 08 2017 EL VIAJE Dramatización del histórico pacto de St. Andrews ente Ian Paisley y McGuinness Mikel INSAUSTI En otra época nadie se habría atrevido a resumir todo un complejo proceso de paz en una película de hora y media, pero en la era de la postvedad todo es posible cuando se trata de dramatizar o ficcionar la historia. En consecuencia nadie puede esperar que se ahonde en la problemática política de Irlanda del Norte dentro de tan escueto largometraje, sino que se pretende más bien hacer un esbozo de las personalidades que estuvieron al frente de las negociaciones finales, mediante un trabajo actoral centrado en mostrar que individuos de creencias opuestas pueden llegar, si no a entenderse, al menos a acercar posturas y sentar las bases de cara a la gobernabilidad de un territorio compartido. Incluso el guionista Colin Bateman llega a describir cómo los protagonistas pasan del odio a muerte a una amistad sincera, en aras de acabar con la conclusión de que el ser humano es capaz de lo peor y de lo mejor. O, por otro lado, que si estos dos antagonistas acérrimos fueron capaces de sentarse a negociar no existe conflicto sobre la faz de la tierra imposible de resolverse, pues ya se sabe que basta con que una de las dos partes se cierre en banda, como ocurre con el procés, para que el diálogo brille por su ausencia. “El viaje” imagina un trayecto por carretera en el que Ian Paisley y Martin McGuinness van en el mismo coche camino del aeropuerto que les llevará a Edimburgo para sellar el pacto de St.Andrews, y aunque el líder unionista y el de Sinn Féin son enemigos irreconciliables, se comportan entre sí como iguales, según la teoría de que lo que tienen en común es el radicalismo, en su condición de viejos guerreros que en el último tramo de sus vidas necesitan descansar. El trabajo de caracterización del británico Timothy Spall y del irlandés Colm Meaney es perfecto, y de ello depende la credibilidad de esta recreación de aquellos hechos históricos.