Raimundo Fitero
DE REOJO

Patrimonio

Es difícil sustraerse a los constantes esperpentos del gobierno esperpéntico de la banda de Rajoy en el esperpéntico reino de España y su afán de hacerse notar en todos los ámbitos y todos los días con sus actitudes cada vez más esperpénticamente involucionistas y de demostración de fuerza con la connivencia de unos jueces que aspiran a hacer carrera a base de significarse como los más duros y más afines a las tesis más destripaterrones de un gobierno que ha usurpado otro gobierno y que ejerce de autogobierno contra su propio gobierno. Me van a perdonar otra vez. Lo del Museu de Lleida, la entrada de madrugada de comandos de la benemérita institución armada, siguiendo la orden de un juez, ante una sentencia recurrida, por lo tanto no firme, con la anuencia y aplauso del ministro de cultura español que ejerce a la vez de okupa Conseller de Cultura de la Generalitat ciento cincuenta y cinco veces asaltada y sometida, no es fácil de entender. Ni de explicar. Es un espectáculo televisivo, una propaganda electoral. Cuesta saber para qué elecciones y sirviendo a los intereses de qué partido. Una posibilidad: el PP no quiere ganar, pero le viene bien que gane Puigdemont. Lo que ha sucedido es que se ha visto en vivo y en directo. Se ha visto, desde las tres y media de la madrugada, como los Mossos, al mando de un siniestro señor español, rodeaba el edifico y creaba un cerco de protección, como llegaban técnicos de Aragón, Guardia Civil a montones, un camión y cómo a las horas han ido cargando ese camión con unas cajas y unos cartones y se los llevaban al monasterio oscense de Sijena. Lo que había dentro del Museu y de esos paquetes, no lo sabe nadie. Se trata de un relato de monjas, gobiernos autonómicos, jueces y fuerzas policiales en nombre de un patrimonio histórico-cultural mal vendido y mal comprado.