Tuertos y ensimismados
Como no contenían prospección electoral alguna, las últimas encuestas sobre las preocupaciones, las prioridades y los estados de humor de los habitantes de la CAV no han provocado reacciones entre la clase política. Y, sin embargo, más allá de la cautela con la que se quieran tomar esas prospecciones, la fotografía que dejan y las tendencias que marcan tanto el Sociómetro como el Deustobarómetro deberían alarmar a las principales familias políticas vascas.
Personalmente, veo con preocupación que a la gente no le importen cosas que importan. Y no hablo de las que me importan a mí. «La gente pasa de X o de Y» se ha convertido un argumento para restar importancia a cualquier tema. Mucha gente niega derechos básicos a las personas inmigrantes, no se entera de la violencia contra las mujeres, limita más allá de la ley los derechos de los presos, ni menciona a las víctimas o le aburre Catalunya. Vistas las incoherencias sobre la situación socioecónomica, habla de yo-mi-me y, sobre todo, de dinero. La mezcla de ensimismamiento e indiferencia, la falta de perspectiva estratégica y de ambición sociopolítica de gran parte de la sociedad vasca espeluzna. Se piense lo que se piense sobre la independencia.
La diferencia entre lo que es y lo que debe ser, entre la realidad y la ambición ética, es importante para proyectar la clase de sociedad que queremos, la que vamos a defender en nuestros debates, la que deben promover las políticas públicas, la que pueden soñar las diferentes generaciones.
Creo que quienes queremos al país y a sus gentes debemos revisar estrategias.