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EDITORIALA

Optimismo económico sin fundamento sólido


El final del año suele ser tiempo de balance, y en lo que a economía se refiere no es ni mucho menos tan optimista como lo pintaba ayer Confebask. La patronal vasca aprovechó la presentación de su informe de coyuntura para subrayar que los salarios están subiendo, aunque los datos que aportaron reflejan un tímido aumento que queda muy por debajo del crecimiento de la economía, con lo que la lectura bien podría ser otra: son los empresarios los que siguen acumulando riqueza a costa de salarios y empleo. Buena muestra de ello es la huelga que comienzan hoy los trabajadores auxiliares del Palacio Euskalduna para denunciar que no tienen horarios ni turnos, y que llevan años con salarios congelados. Precariedad frente al optimismo empresarial.

Otras debilidades de nuestro tejido productivo también tuvieron su protagonismo informativo. La constante pérdida de empleos industriales es uno de ellos. Ayer se supo que se ha acordado amortizar 41 puestos de trabajo en la planta de ArcelorMittal de Bergara. Las buenas palabras que acompañaron al anuncio no lograron encubrir el triste futuro que se vislumbra tras esta decisión. La ausencia de proyectos industriales solventes con implicación empresarial y apoyo de la administración es otra de las debilidades de la economía vasca. Esa fue la denuncia formulada por los sindicatos ELA y LAB en relación a Edesa Industrial, donde hasta ahora los planes no se han cumplido, no se informa a los trabajadores y el futuro del empleo se dirime entre bambalinas con demandas en los juzgados y llamativos titulares periodísticos. Otro proyecto industrial que es empujado hacia la liquidación.

Las grandes cifras económicas permiten a la patronal y al gobierno vender optimismo. Sin embargo, sus fundamentos muestran un empeoramiento de las condiciones de trabajo, una concentración cada vez mayor de la riqueza y una debilidad del tejido industrial que amenaza la autonomía y el futuro de nuestro país.