Aquella Donostia que no existe
La ciudad que ya no existe y que solo permanece en la memoria de los donostiarras se puede visitar en una muestra que, junto a otra sobre la relación con la fronteras de un grupo de países, cierra el programa de exposiciones de la I Bienal de Arquitectura Mugak.
El convento de Santa Teresa, situado en la Parte Vieja, acoge hasta el 28 de enero las exposiciones “La ciudad que perdimos. Gestión del patrimonio urbano en San Sebastián, 1950-2017” y “A fine line: Scenarios of bordering conditions”.
La asociación en defensa del patrimonio Áncora ha comisariado la primera de ellas, que recorre trece barrios donostiarras para descubrir edificios desaparecidos, desde los más emblemáticos a caseríos o ejemplos de la arquitectura industrial.
Dos centenares de elementos visuales, entre fotografías, planos originales y dibujos de valor histórico, como una acuarela de tres metros de largo del edificio de La Perla, se exhiben en el antiguo convento.
La idea es dar visibilidad al centenar de edificios que han desaparecido desde 1950 y que el público reflexione «sobre el uso que dan las ciudades a su patrimonio construido como una manera de reivindicar su valor», según explican los responsables de Áncora.
“La ciudad que perdimos” cuenta con más de 700 imágenes procedentes de diversos archivos. Finaliza con una sección cronológica con el patrimonio que ha ido desapareciendo en estas décadas, «y sigue desapareciendo», ya que también se han recopilado construcciones que «pueden convertirse en los próximos de la lista en un futuro próximo».
Áncora dedica otra sección más a los movimientos sociales y las movilizaciones ciudadanas que han surgido en Donostia con motivo de la desaparición de edificios «simbólicos» como la casa de Tomás Gros y el casino Kursaal.
“A fine line: Scenarios of bordering conditions”, por su parte, es el resultado de un taller organizado por Atari Cultura Arquitectónica en la primera semana de la bienal al que se han sumado dieciséis estudios de países como Palestina, Israel, India, Rusia y Colombia.
Se exhiben imágenes y textos sobre lo que significan las fronteras para ellos, desde un país imaginario llamado Borderland, «que surge de la identificación de aquellos centímetros o metros de tierra de nadie entre el final de la frontera de un país y el inicio de la frontera de la nación colindante».
Los vídeos se sincronizan con otra muestra audiovisual creada por la ciudadanía donostiarra, un total de 32 piezas para «construir un diálogo y dejar espacio a la especulación y mostrar que la arquitectura trasciende a la materia y a lo geométrico».
«Son maneras de explicar los significados que hoy puede tener la palabra frontera, porque se trata de un concepto con múltiples visiones que rebasa el más habitual sobre fronteras políticas-territoriales. Hay muchas más cosas que separan», precisan los comisarios, Maite Borjabad, Lluís Alexandre Casanovas, Enrique Espinosa y Lys Villalba.