Tal día como hoy hace 120 años, el 13 de enero de 1898, el diario “L’Aurore” publicó en portada una carta abierta al presidente galo Félix Faure titulada “J’accuse...!”. Iba firmada por Émile Zola y era tanto un alegato en favor del capitán Alfred Dreyfus, un judio alsaciano condenado por alta traición, como una denuncia de aquel proceso, el antisemitismo que destilaba y la prevaricación de sus promotores.

Las consecuencias de aquel escrito sobre sus protagonistas son conocidas, y también sus repercusiones históricas, pues marcó un hito respecto a la implicación de la clase intelectual en controversias sociales, y puso de relieve, asimismo, la capacidad fiscalizadora de la prensa respecto al poder político, judicial y militar.

Una importancia, la de la prensa, que fue asentándose y de la que eran muy conscientes quienes justo un siglo después de aquel episodio, en 1998, cerraron “Egin”. Hace apenas una semana ha salido de la cárcel el último preso de aquella razia que inició Baltasar Garzón, un fantoche con toga que veía amanecer mientras sus rehenes permanecían en agujeros. “J’accuse” se llamó precisamente una campaña de solidaridad con ellos.

No estamos en momento de señalamientos ni acusaciones, sino de construir algo mejor para este país. Pero no confundan generosidad con desmemoria. Recordamos quién cerró “Egin”, quién alardeó de ello y quién le puso una diana, el mismo que ahora no quiere hablar de torturas. También recordaremos en el futuro a quienes todavía hoy siguen apostando por el sufrimiento. Es más, nos acordaremos mucho de ellos mientras recorramos esta tarde, una vez más, las calles de Bilbo.