Otros premios
Cuando uno se convierte en asiduo a los premios, entra en un bucle en donde los premiados y las premiadas parece que sean tus primos o tus primas. Se empeñan en hacer galas para entregar premios y cuanto más se empeñan, peor son las galas. Probablemente existe en algún lugar una casa de apuestas que tiene a las galas como sujetos de sus actividades. No tanto por saber qué película, serie o actriz se lleva el galardón, sino por saber las veces que se equivocan, la audiencia que tienen, el coste y su relación con los resultados. Conforme desarrollo la idea me parece imposible: es demasiado obvio. O demasiado aburrido. TVE siempre ganaría.
Y es que fue TVE, desde Zaragoza, la que decidió la noche del sábado emitir la gala de los Premios José María Forqué, que otorgan los productores de cine. Y fue una de esas galas infumables, desorientados sus presentadores, los realizadores, los premiados, la audiencia, que escapó en cuanto pudo, y que fue una nueva afrenta a la industria del cine, o del audiovisual en general. No tuvieron otra ocurrencia sus organizadores que la condujera, o la estrellara mejor dicho, Boris Izaguirre, que no tuvo su día, su tarde o su noche, no se sabe cuándo se grabó, junto a Helena Sánchez, que intentó salvarse ante la desastrosa actuación de este hombre que se ha convertido en un remedo de sí mismo.
No recuerdo las películas ganadoras, ni los otros premios del listado, no había ni interés, ni gracia baturra, ni una pizca de ingenio, ni siquiera reivindicación local, estatal o global, todo transcurrió con la miserable mediocridad de la televisión estatal más desasistida. Y la industria deberá buscar otros incentivos para hacer un hueco en la parrilla de alguna cadena que dote a la gala de algún sentido mayor que el mero formalismo y la reiteración de tópicos y lugares comunes.