Rescate
El rescate de Elisabeth Revol de las frías y hostiles laderas del Nanga Parbat por los fortísimos alpinistas el kazajo Denis Urubko y el polaco Adam Bielecki y la decisión tomada por estos alpinistas de no intentar el rescate del compañero de Elisabeth, el polaco Tomek Mackiewicz, inmovilizado a unos 7200m de altura, en estado al parecer grave, están dando mucho de sí a nivel de redes sociales y medios de comunicación. Lo que en otro tiempo hubiera sido considerado una hazaña en la historia de los rescates a gran altura se ha convertido en una especie de vertedero en donde se lanzan acusaciones cruzadas dirigidas a todo el mundo, a Elisabeth, a los rescatadores, a la compañía de helicópteros de Pakistán, etc. En el contexto trágico de la historia, el discutir si hay cima o no cima resulta ridículo e insultante. Lo que queda claro es que hay un montón de alpinistas de sofá, expertos en ascensiones al Himalaya y Karakorum (incluso en invierno, faltaría más) dispuestos a soltar bilis a la menor oportunidad con sus frases favoritas: “Todo el mundo sabe que…” y a continuación cualquier cosa, como que hay que llegar a la cumbre antes de tal hora o con qué técnicas habría que bajar a alguien de tan remoto lugar, etc. La verdad es que si alguien no se puede mover mínimamente por sí mismo es imposible bajarlo de esos lugares y los helicópteros militares pakistaníes llegan a donde llegan y se mueven con el dinero por delante, como en casi en todo el mundo.