Pablo Ruiz de Aretxabaleta
Periodista
IKUSMIRA

Alianzas y riesgos

Una de las imágenes que ilustra la complejidad de las alianzas en la guerra siria fue la de la entrada de las milicias leales al Gobierno de Damasco en el enclave kurdo de Afrin –atacado por Turquía– con banderas sirias bajo la mirada de un gran retrato del líder del PKK Abdullah Oçalan. Aunque ya en ocasiones se ha visto la enseña siria en manifestaciones kurdas –Líbano o Qamishlo– muestra el frágil equilibrio de acuerdos por el que siguen caminando las autoridades de Rojava.

Las críticas que desde fuera y desde lejos generan esas alianzas parecen obviar que los kurdos conocen los riesgos de cada una de ellas.

Estados Unidos les ha prestado un potente apoyo militar frente al Estado Islámico pero, si bien aún se resiste a llamarlos «terroristas», les ha ignorado como actor político en Ginebra. En su interés por no perder presencia en Oriente Medio, le valen los kurdos pero también Turquía, aliado en la OTAN.

Rusia les prestó mayor atención política, pero dejó la puerta abierta para que la aviación turca los bombardeara y antepone los pactos con Ankara para apuntalar a Bashar Al-Assad.

Con el apoyo que reciben ahora de Damasco no han olvidado la persecución a los que en su día los sometió el régimen sirio, y saben los riesgos de perder su proyecto de confederación democrática. Los vivas de los milicianos a la unidad de Siria a su llegada a Afrin pueden indicar algo más que gritos de ánimo.

Y no es tarea fácil, además de los riesgos del abandono o la dependencia, detectar en cada momento las alianzas que puedan beneficiar a ese proyecto que va más allá del mero autogobierno.