Raimundo Fitero
DE REOJO

El listón

Las actitudes autoritarias se manifiestan en cuanto existe la menor oportunidad y el ambiente apropiado para desarrollarse en impunidad. Parece como si cada día debiéramos contar un detalle aparentemente nimio pero que construye la realidad más cruda de la falta de la libertad de expresión sin matices que la enturbien. Ahora ha sido el intento de capar un anuncio en instancias de EITB, pero existe una ola de uso de todos lo subterfugios para intentar mantener el discurso unificador, totalitario, para que no quepa ni un ápice de duda: todo es y debe ser como nos lo cuentan, aunque sea un cuento basado en la mentira. Quien discrepe empieza a ser un sospechoso, un señalado, alguien contra el que se puede actuar sin prejuicios: hay que acallar al discrepante.

Por una razón u otra, siempre han existido unos lugares donde aparentemente uno se puede explayar, donde caben las salidas de tono plebeyo contra la pleitesía entreguista, el chiste rotundo, la metáfora que desmonta todo el tinglado. Perdonen la insistencia: estos respiros los encuentro habitualmente en “El Intermedio” con todo el equipo capitaneado por Wyoming que saben sacarle punta a casi todo, y que la otra noche, sin ir más lejos, hicieron una entrega sobre la corrupta visita del Papa a Valencia que me pareció de lo mejor en tiempos. Muy divertido, muy ocurrente, con mucha mala baba, ingrediente imprescindible para que cause efecto benefactor.

Claro está, cada uno mira la cuestión con el color de su filtro ideológico, y lo que a mí me parece saludable y reconfortante a los servicios mediáticos y judiciales de la banda de M. Rajoy le parece de intervención inmediata. De denuncia, juicio sumarísimo y castigo inmediato. Estoy esperando a ver cuándo llega el dedo inquisitorial a “La Resistencia” el programa que me hace otra vez trasnochar porque empieza a la medianoche en #0. Ricardo Castiella, David Broncano y Jorge Ponce ponen el listón bien alto tratando con descaro a los poderosos.