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Embarazo adolescente, una realidad a enfrentar


Cada tres horas, una niña menor de 15 se convierte en madre en Argentina, donde cada año se practican 500.000 abortos clandestinos. El Código Penal vigente desde 1921 solo permite la interrupción del embarazo en caso de que represente un peligro para la salud de la mujeres o si es fruto de una violación.

Para Amnistía Internacional y Unicef esta legislación resulta claramente insuficiente, más aún cuando el aborto es la principal causa de muerte materna en 17 de las 24 provincias del país, donde anualmente nacen casi 3.000 bebés de niñas de entre 10 y 14 años.

La doctora en Filosofía e integrante de Economía Feminista, Laura F. Belli, advierte de que las más perjudicadas son las gestantes de bajos recursos por la falta de acceso a anticonceptivos e información al respecto. El autor del libro “Aborto legal y seguro” y médico obstetra Mario Sebastiani denuncia que muchas de estas adolescentes y jóvenes se ven obligadas a recurrir a técnicas como «tallos vegetales, agujas o raspados en condiciones sanitarias terribles».

Bajo el impulso de la campaña #MeToo, el Congreso argentino se prepara para debatir la legalización del aborto.

Según la Organización Panamericana de la Salud, Unicef y la Unfpa, América Latina y el Caribe es la segunda región del mundo con la tasa más alta de embarazos adolescentes entre 15 y 19 años.

Cifras preocupantes a las cuales se deben poner soluciones urgentes y prácticas, garantizando siempre el derecho a la salud –tanto física como síquica–, a la educación y a la igualdad tanto de estas jóvenes como de sus hijos.