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IRUÑEA
Interview
GARBIÑE ORTEGA
DIRECTORA ARTÍSTICA DE PUNTO DE VISTA

«Nos falta distancia para apreciarlo, pero Punto de Vista es un referente internacional»

Mañana arranca en Iruñea una edición más del festival internacional de cine documental de Nafarroa Punto de Vista. Su nueva directora artística, la gasteiztarra Garbiñe Ortega, afronta tranquila e ilusionada su primera edición al frente de la programación, en la que destacan nombres como José Antonio Sistiaga o la vietnamita Trinh T. Minh-ha.

Apenas faltan unas horas para que arranque Punto de Vista y Garbiñe Ortega transmite a la vez una calma y una ilusión envidiables. Ni ella ni su equipo quieren que los nervios les impidan disfrutar del proyecto que durante unos años va a ser el centro de su vida, al menos profesional. Para ello, han sido cuidadosos con el proceso. El resultado es una programación extensa y variada, tejida con palabras como colaboración, colectividad o correspondencias, que pretenden convertirse en señas de identidad de Punto de Vista y sumarse a la modélica trayectoria de un festival que es una referencia internacional del cine documental y que busca ahora abrirse a nuevos públicos y a artistas locales.

Tras la edición anterior de Punto de Vista entrevistábamos a Oskar Alegria, su último director, y nos decía que para él había sido muy emocionante haber llegado a dirigir Punto de Vista desde la butaca, después de haber sido espectador del festival. ¿Usted sigue el mismo recorrido?

Sí, he sido espectadora de Punto de Vista desde los primeros años de Carlos Muguiro y le debo mucho a esa visión, a esa manera de mostrar la obra. Allí conocí además a muchos autores que he programado después. Así que, sí, mi trayectoria ha sido similar: ser espectadora, marcharme fuera, escuchar hablar mucho de Punto de Vista a mis compañeros, volver, y ahora… ¡me ha tocado a mí!

¿Y qué se siente pilotando la nave?

Mucha emoción. Siento que es un festival especial por muchos motivos, por la trayectoria que tiene, por su tamaño… A mí particularmente no me interesan los festivales grandes, aunque creo que tienen muchas cosas atractivas; pero Punto de Vista me parece una joyita para un programador, porque dispones de mucha libertad para plantear ciertas líneas de programación, porque no tienes presiones de ningún tipo… El reto es estar a la altura de esa trayectoria del festival.

Con el festival a punto de comenzar se le ve serena, ilusionada…

Sí, es una sensación extraña, porque hay muchas cosas que hacer, pero a la vez estamos muy contentos no solo con la programación sino también con los procesos, que creo que es algo muy importante trabajar, no solo en este proyecto, sino en todos. El otro día hablábamos en el equipo sobre cómo feminizar los procesos, y también tiene que ver con eso, con no sentir que llegamos agotados y sin poder disfrutar a algo en lo que hemos puesto tanta ilusión.

Supongo que será difícil guardar un equilibrio entre las cosas que en un festival asentado como Punto de Vista funcionan y entre las aportaciones o ideas con las que usted llega.

Yo creo que hay que respetar la esencia de todos los proyectos, que es lo que he intentado hacer al armar la programación, impulsando a la vez ciertas cosas que a mí me interesan, como son los públicos infantiles y juveniles, la comunidad de artistas locales… En ese sentido hemos abierto algunas líneas: los talleres que va a haber para centros educativos, sobre cómo construir el punto de vista desde una perspectiva de género; también vamos a tener sesiones familiares; o los laboratorios para la creación colectiva, en los que conviven artistas de fuera con artistas locales para crear algo juntos durante el propio festival.

Otra de las secciones del festival, denominada Dokbizia, pretende crear sinergias entre artistas de diferentes disciplinas. La hibridación, lo interdisciplinar ¿quiere ser también una de las señas de identidad de Punto de Vista?

Sí, es algo en lo que yo he venido trabajando mucho en los últimos años y me interesa mucho, el cruce de disciplinas, porque yo creo que es algo con lo que podemos encontrar nuevos estímulos, nuevas formas de mirar. Creo que todas las artes y círculos son en el fondo pequeños y pueden resultar endogámicos, y una de las formas que tenemos para romper ciertos discursos y líneas de trabajo es conviviendo con artistas que están trabajando con los mismos intereses pero desde sus respectivos lenguajes, y por eso definimos Dokbizia como un encuentro, en el que convivan artistas escénicos, visuales, sonoros, performers... durante varios días. Es algo que me hace mucha ilusión.

La colaboración está también muy presente en otras secciones, como los laboratorios de artistas…

Sí, dentro de esas palabras clave que hemos utilizado para articular toda la programación las palabras comunidad, colaboración, colectividad, están muy presentes, desde la apertura de X films a colectivos, en lugar de solo artistas en solitario, a estos trabajos que se van a hacer durante los laboratorios…

Y están también las correspondencias, por ejemplo en el libro que como cada año editan, o en el encuentro entre José Antonio Sistiaga y P. Adams Sitney…

Sí, todas estas palabras transitan por toda la programación, no están solo en apartamentos estancos. Las correspondencias están en el libro que publicamos este año (que se dedica al intercambio de cartas entre cineastas), en los laboratorios, y están también en la sesión sobre el cine pintado a mano, en un encuentro entre la obra dos grandes del cine pictórico, Sistiaga y Stam Brackhage, con la presencia de Sistiaga y de P. Adams Sitney, una de las visitas más esperadas, escritor, historiador, experto en el cine de Brackhage –además de ser su amigo más cercano–, y que además sé que conoció también a Sistiaga en el 68, en Donostia, con lo cual será un reencuentro muy bonito.

En el ciclo dedicado a José Antonio Sistiaga se proyectará su película sobre los Encuentros del 72 en Iruñea. ¿Se puede decir que el espíritu vanguardista de aquellos encuentros llega hasta Punto de Vista, que hay algo que ha permanecido latente en la ciudad?

Los Encuentros del 72 me parece todavía algo para estudiar, una locura maravillosa, y me apetecía mucho trasladar o traer al festival algo de lo que fue aquello. Cuando vi la película de Sistiaga pensé que esta podía ser una especie de fin de fiesta para este año. No fue algo premeditado, porque la conexión surgió a posteriori, no estaba en mi cabeza de manera consciente, pero claramente hay un interés común. Y esta película, en concreto, tener a Sistiaga comentando cómo fueron aquellos días, cómo lo vivió y qué era el arte en ese momento, va a ser una experiencia muy bonita, no solo a nivel artístico sino para la ciudad, porque esa película más allá de su valor artístico tiene un valor histórico, ver, por ejemplo, como de repente pasaba John Cage por un jardín lleno de gente tomado el sol, los niños jugando con esculturas… No podemos ser tan ambiciosos como para emular aquellos encuentros, cada proyecto tiene su momento, pero me encantaría que hubiera ese nivel de participación ciudadana, y por eso queremos expandir el festival a otros públicos, otros círculos y que la ciudad se apropie del festival.

En ese sentido, a pesar de que Punto de Vista es un festival asentado en la ciudad, y una referencia internacional dentro del mundo del cine, ¿cree que se lo valora como se merece o que es un desconocido en su propia casa?

Yo creo que hay mucho trabajo por hacer, sobre todo desde el propio festival, para hacer accesible el trabajo que mostramos. Es cierto que no es un festival para todos los gustos, que el trabajo que se muestra es a menudo exigente, pero esa es nuestra labor: nuestro trabajo no es solo seleccionar películas que nos gustan o nos parecen interesantes, sino crear el contexto adecuado para que esa obras se vean, se disfruten, tengan mayor alcance…

Es una carrera de fondo en la que creo que hay muchas cosas que explorar. Y se tienen que aportar desde las dos partes, desde un lado nuestro trabajo y desde el otro tener una actitud abierta, dispuesta a dejarse sorprender. Por lo demás, siempre nos cuesta valorar lo de casa, por una serie de motivos. Nos falta distancia, por ejemplo, pero –yo lo puedo decir ahora, porque no habla de mi trabajo, sino del de directores anteriores– Punto de vista es un referente internacional, sin duda.

Respecto a la programación, supongo que es difícil, sobre todo para usted, resaltar algo de ella, pero ¿qué le gustaría destacar?

Va a haber varias visitas que yo creo que pueden atraer no solo al público cinéfilo, por ejemplo la vietnamita Trinh T. Minh-ha, cineasta, compositora musical, poeta, profesora de retórica y estudios de género en Berkeley, que tiene un trabajo sobre pensamiento post-colonial muy importante… Es una visita muy esperada, a la que ya me consta que va a venir público, solo por verla a ella.

Trinh T. Minh-ha va a mostrar su trabajo, presentar su último libro, dar una conferencia titulada “El intervalo cotidiano de resistencia”… Ya que hablo de resistencia, es otra de las palabras claves de esta edición: hay un ciclo que se titula “Nuevas resistencias post-68”, que no pretende ser algo celebratorio sino crítico, que revise mayo del 68 y sobre todo que nos libere de esa carga histórica, a todos los niveles, político, formal y que plantee una serie de nombres contemporáneos muy comprometidos, que están innovando, como Belit Sağ, una cineasta turca, Hiwa K, un artista kurdo que vive ahora refugiado en Alemania, nombres que para mí son importantísimos en el panorama internacional y que vienen a demostrar nuevos lenguajes de protesta. Se puede decir, en definitiva, que la programación es extensa y variada.