A G.
saski baskonia

El suplicio de Badalona al menos termina con triunfo

Los gasteiztarras tardaron casi 30 minutos en desbancar a un flojo Joventut.

JOVENTUT 61

SASKI BASKONIA 75


Saski Baskonia vivió un partido eterno en Badalona; un suplicio que duró más de dos horas y que tuvo continuas interrupciones. Los de Pedro Martínez perdieron ¡23! balones, amén de sufrir un golpe en la muñeca izquierda de Huertas, un golpe que lo vuelve dudoso de cara al partido ante Zalgiris. Con todo, el suplicio acabó con victoria.

Y es que da un poco de lástima ver así a la Penya, después de que fuera campeona de la Euroliga en 1994 y que hace solo una década, después de llevarse la Copa y la ULEB Cup, discutía la jerarquía de la Liga ACB a quien se le pusiera por delante. Ante este Joventut, colista de la ACB y con un aspecto realmente cadavérico, los gasteiztarras sacaron su peor cara de los últimos partidos. Sin Shengelia ni Granger, ausentes ambos por precuación, los de Pedro Martínez mandaban por inercia, porque no podían hacerlo tan mal ante un rival que, bien mirado, tiene contados jugadores con nivel real para esta Liga ACB.

Uno de ellos es Xabier López-Arostegi. El getxoztarra canterano de la Penya vivió un día anotador horroroso, 2 de 9 en tiros de campo, pero aportó en el rebote y metía manos al bote, con cierta reminiscencia a Sergi Vidal, aunque con menos físico.

De hecho, el vizcaino lideró la reacción verdinegra del segundo cuarto, un período en el que de la mano de Voigtmann y Timma Saski Baskonia se despegó 23-30. El Joventut, repuesto del susto que obligó a Birgander a salir en camilla tras recibir un involuntario golpetazo de su compañero Conger, se aacercó hasta caer por 32-34 al descanso.

Seriedad en defensa

El peor susto lo dio Marcelinho Huertas, al darse un trompazo contra el soporte del tablero después de una entrada. El paulista volvió a jugar, pero acabó resintiéndose de la muñeza izquierda, hasta punto de meter un triple a tablero, lanzado a una mano y con claras muestras de dolor en la cara del jugador brasileño.

Timma, Voigtmann y Diop formaron el triángulo de juego serio que requería el partido, con Patricio Garino defendiendo con dureza en el exterior y Vildoza alternando buenos pases y decisiones difícilmente digeribles. La Penya, con unas rotaciones dignas de ciencia -fic- ción –por ejemplo, el base letón Zagars, con 17 años, dio ayer sus primeros pasos en la ACB, con resultados lógicos a su experiencia–, aguantaba como podía, pero ya el tercer cuarto acabó con 42-52.

El Baskonia llegó a irse 48-63, y aunque tuvo que aguantar un último achuchón verdinegro, evitó que el suplicio para los aficionados trajera además ninguna sorpresa desagradable. Era lo menos que podía hacer, pero lo cierto es que el partido fue un suplicio, con el agravante de la posible lesión de Huertas.