MAR. 15 2018 Fútbol internacional En lo bueno y en lo malo, el fútbol La jornada nos dejó al presidente «pistolero» del PAOK, la respuesta de Sarria una periodista o el apoyo de la grada del Dortmund a la defensa de Afrin. Joseba VIVANCO –«¿Soy muy dura si digo que después de esta noche el Scudetto está imposible?» –«Eres mujer, eres guapa y por estos dos motivos no te mando a la mierda». Este elhumillante diálogo mantenido en sala de prensa por la periodista de Canal 21 Titti Improta y el entrenador napoletano Maurizio Sarri, y que ha suscitado un aluvión de lógicas críticas hacia el técnico de un Napoli que acababa de empatar 0-0 en casa del Inter al tiempo que la Juventus se ponía anoche, tras ganar 2-0 al Atalanta, a cuatro puntos de distancia, colchón ya casi imposible para el título. La propia periodista reveló después que Sarri «me preguntó si mi tono era para hacer daño. Le dije que él no podía usar esa expresión. Después me pidió perdón, me dijo que había cometido un error». Pero lo que más le dolió fue «francamente la risa de todos en la sala de prensa. Eso me causa disgusto. El fútbol sigue teniendo un ambiente muy masculino». Fue una de las ‘perlas’ que el mundo de balompié nos dejó en un impagable fin de semana de imágenes, unas veces un circo, otras un espejo de la sociedad, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad... ¡Ay si levantara la cabeza don Miguel de Unamuno! «¡El deporte de ver jugar, claro! y no el de jugar. Porque hay ya el ‘aficionado’ footbalístico, que no da patadas al pelotón, pero acaba por convertir en un pelotón su cabeza en fuerza de discutir jugadas y jugadores. Y el daño mayor que está haciendo el football entre los chicos no es en el cuerpo, sino en la inteligencia. El público de los partidos de pelotón es aquí el mismo que el de las corridas de toros y no más culto», opinaba el escritor salmantino. Uno de los personajes que representa ese fútbol que tiene un balón por cabeza es Ivan Savvidis, el presidente ‘pistolero’ del PAOK de Salónica, que saltó al campo con sus guardaespaldas y un arma en el cinturón, en busca del árbitro que le había anulado un gol a su equipo en el último minuto, en un partido en el que se jugaba contra el AEK título y medio de la Super liga griega. El fin de semana anterior, en el estadio del PAOK, el catalán Óscar Garcia Junyent, entrenador del Olympiakos, recibió en un labio el lanzamiento de un rollo de papel de máquina registradora. Esta jornada, era otro histórico como el AEK el que visitaba la caldeada cancha del PAOK: los visitantes no ganan el campeonato heleno desde 1994 y los anfitriones desde 1985. El AEK es líder con 54 puntos y el PAOK, tercero con 49; entre ambos, el Olympiakos, campeón durante las últimas siete temporadas. El West Ham como negocio En este ambiente, con tanto en juego, se dirimió un choque a vida o muerte entre, curiosamente, dos clubes fundados por refugiados llegados de Turquía a tierras griegas en la segunda década del siglo XX y en cuyo escudo destaca el águila bicéfala símbolo de Constantinopla y la Iglesia ortodoxa. El duelo acabó como ya todo el mundo sabe, gol anulado a los locales sobre la bocina, invasión de campo liderada por el presidente del PAOK, partido suspendido y a posteriori el colegiado que dio por válido el tanto. ¿Consecuencias? La suspensión de la competición griega. Pero y ¿quién es este personaje llamado Ivan Savvidis, que va al fútbol con pistola al cinto? Pues se trata de un temperamental empresario que se hizo rico gracias al tabaco, destacado miembro de la comunidad griega en Rusia y afiliado al partido político del presidente Vladimir Putin, al que conoció sirviendo en el ejército donde alcanzó el rango de sargento. En la Liga española ya tuvimos a nuestro particular Jesús Gil y Gil en el Atlético –«es para coger una ametralladora y fusilarlos», dijo refiréndose a sus jugadores en cierta ocasión, o «no fiché a Klismann porque me dijeron que perdía aceite»–, en la italiana, entre otros, a Silvio Berlusconi y sus orgías palaciegas en el Milan, y en la Premier inglesa han aterrizado en los últimos años no presidentes histriónicos o bufonescos, pero sí algunos más parecidos a brokers de Wall Street. Uno de los ejemplos más sangrantes es el West Ham, cuyos fans interrumpieron el partido de esta jornada cuando el marcador señalaba un 0-3 favorable al Burnley. Una tarde en la que se había rendido homenaje al mito Bobby Morre, acabó como el rosario de la aurora. Un centenar de aficionados sobre el verde, algunos jugadores hammers tratando de impedirlo y el malestar generalizado en la afición dirigido no al equipo sino hacia los dueños del histórico club. La sublevación estaba dirigida contra los propietarios de la entidad desde 2010, David Sullivan y David Gold, que, en previsión de males mayores, prefirieron abandonar el estadio antes de la finalización del partido. Fueron ellos, empresarios de la industria del porno, los que promovieron el cambio de estadio, dejando el viejo Upton Park –y el propio barrio donde está afianzada su hinchada– para trasladarse al London Stadium y pasar a vender palomitas en las gradas. ‘‘Estáis destruyendo nuestro club’’, “Ya no somos el West Ham” o “Todo son mentiras”, son algunas de las habituales pancartas en el graderío de una casa que no es la suya. Si el West Ham acaba bajando a segunda, el London Stadium sería el estadio más grande de la Championship desde que el Manchester United bajó en 1974. El que no baja de categoría pero sí pierde su puesto de comentarista deportivo en la cadena Sky ha sido el que fuera gran capitán Red, Jamie Carragher, por escupir a través de la ventanilla de su vehículo a la hija de un aficionado, tras el United-Liverpool que acabó 2-0. En la Premier ha perdido también su cargo de entrenador del Southampton Mauricio Pellegrino y ya son 9 de 20 los clubes ingleses que han despedido a sus técnicos este curso. En la Bundesliga le ha sucedido a Bernd Hollerbach, del Hamburgo, decisión que se veía venir tras el 6-0 encajado en su visita al Bayern. «Mucho peor que tener que soportar los cánticos de la afición del Bayern ha sido la actitud en el campo de algunos de nosotros. No tengo ni idea de cómo es posible algo así...», reconoció su ariete Sven Schipplock. Cruces para el Hamburgo Los ‘dinosaurios’ tienen muchas papeletas para descender por primera vez en su historia, de ahí el enfado de sus seguidores más radicales, que el día después colocaron varias cruces junto al campo de entrenamiento del equipo y una pancarta donde se leía: «Vuestro tiempo ha terminado. Os vamos a atrapar a todos». Por fortuna, no todo son malas formas. La grada del Borussia Dortmund exhibió esta jornada, coincidiendo con la renovación de Marco Reus hasta 2023 y victoria 3-2 con dos dianas del belga Batshuayi, una pancarta en la que se saludaba con una «larga vida» a los defensores kurdos de Afrin. Un mensaje que levantó muchas ampollas en la prensa turca, que lo tildó de «escandaloso». El club renano, precisamente, ha programado este día 17 una jornada con diferentes actividades para combatir el racismo, la discriminación y el neonazismo en los estadios, aunque para gesto el de un exjugador del Sant Pauli ahora en la Eredivisie, el alemán Lennart Thy, que este fin de semana no jugará contra el PSV Eindhoven porque va a donar sangre para un niño enfermo de leucemia. Tampoco lo hará ni ahora ni nunca más el que fuera capitán de la Fiorentina Davide Astori, fallecido de manera repentina. «Hay hombres que no mueren nunca… hay historias que se transmitirán eternamente… buen viaje capitán», le despidió una pancarta en su estadio. Quien le reemplazó en el once, Vitor Hugo, marcó el gol de la victoria viola. Fútbol, para lo bueno y lo malo.