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DE REOJO

Kosovo


Cuando algo que sucede en nuestros hogares tiene su supuesto origen en Kosovo, es que los cuentistas de la globalización han hallado un filón narrativo que puede derretir los principios básicos de la razón aplicada. Después de los mil narradores de los ministerios y consejerías de Interior, están los cien mil cuenteros del Ibex35 y sus trucos de magia para entretenernos. Especialmente los dedicados al género bancario y de servicios primarios para el funcionamiento: las energías que usamos para cocinar o calefactarnos.

Nos cuentan unas trolas muy grandes. Algunas tienen su gracia. Resulta que los relojes eléctricos que tenemos en algunos electrodomésticos están sufriendo un retraso manifiesto y la explicación que dan es que en Kosovo desde el mes de enero están consumiendo demasiada electricidad, lo que hace que el horario eléctrico vaya sufriendo un retraso. Exactamente de seis minutos. Para enredar un poco más esta narración, se culpabiliza de alguna manera a Serbia por suplir ese desequilibrio kosovar produciendo más.

¿Ustedes lo entienden? Yo no, lo juro. Pero lo dicen con un cuajo que parece verdad. Nos aseguran que los relojes de nuestros teléfonos y ordenadores no lo sufren porque no se rigen por la frecuencia eléctrica. Por lo tanto, se nos indica que cualquier cosa que suceda en tu hogar no es culpa del fabricante, ni del operador de telefonía, ni el que te cobra la electricidad con precios desorbitados, sino que son otros, lejos, los que hacen que no funcione. Creerse esto es un acto de buena fe. Por cierto, ¿tanto viaja la electricidad? Un detalle a tener en cuenta: Kosovo se independizó de Serbia en 2008. O sea, no pierden puntada para hacer política con las políticas económicas auténticas: las energéticas. Aunque lo disfracen de relojes de cuco eléctrico.