Raimundo Fitero
DE REOJO

Poeta

La noticia de la semana es que, en Telecinco, dentro de un programa de cazatalentos, el premio se lo ha llevado un guineano que es poeta. Y lo ha hecho recitando sus poesías. Esto es una auténtica novedad, una peculiaridad, diría que podría considerarse hasta una extravagancia, pero nos da para señalar que probablemente vuelva el tiempo de los rapsodas como una solución a tanto ruido y poética de la desolación. César Brandon ha tenido dos compensaciones añadidas a sus veinticinco mil euros: la publicación de un libro con sus poemas y la visita de su madre a la que hacía más de un año que no veía.

Hasta aquí lo sucedido, lo visto y oído, ahora viene lo coyuntural y la duda metódica. Estos programas sirven, en teoría, para que los participantes y, sobre todo, los ganadores puedan tener posteriormente una visa profesional en sus materias que acostumbran a ser circo, magia, canción, danza y otras modalidades de las variedades, pero, ¿hay carrera de poeta en las televisiones? Por ganar este “Got Talent”, ¿las editoriales le pedirán sus poemas? Y siendo así, ¿venderá más de las pocas decenas de ejemplares que se venden de poesía por haber salido tanto en televisión? En la cadena de la infamia y el chismorreo, se premia la soledad del artista sin alaridos y con pausa vital, que produce imágenes en cursiva.

Bendita contradicción. En un programa de entretenimiento puro con un jurado bastante resistente a dejar el protagonismo a los concursantes, se lanza un mensaje de que la poesía puede ser un lenguaje de nuestros días. Poner en valor la palabra dicha después de ser escrita, las metáforas frente a la tosquedad de la desidia de lo obvio que nos circunda. Aunque sea una flor en una primavera coloreada a brocha con un jardín lleno de insuficiencias estéticas, saludemos con loas al poeta y deseos de grandes éxitos.