Félix Placer Ugarte, Mª Carmen Mediavilla, Pedro Mª Mz. de Lagos
Comunidades Cristianas Populares, Herria 2000 Eliza y la Coordinadora de Sacerdotes de Euskal Herria
KOLABORAZIOA

Esperanza en una nueva época

Ante la “Declaración” y “Nota explicativa” de ETA, que antecede a su próxima disolución, donde, de forma unilateral e incondicional, «reconoce el daño causado, asume su responsabilidad colectiva» y expresa su «compromiso con la superación definitiva de las consecuencias del conflicto, con la no repetición… y con una tarea de reconciliación que en su medida se está produciendo con honestidad entre la ciudadanía»,  queremos expresar nuestra positiva valoración como Comunidades Cristianas Populares, Coordinadora de Sacerdotes de Euskal Herria y Herria 2000 Eliza.

El proceso seguido por ETA, tras el desarme y su próximo final definitivo, constituyen pasos decisivos hacia una nueva época que implican, desde su correspondiente responsabilidad, en especial al Estado y Gobierno españoles y a sus instituciones, también a los autonómicos, a grupos políticos y a toda la ciudadanía, para lograr la completa superación del conflicto y la paz que viene de la justicia y respeto de todos los derechos.

Por nuestra parte, ha sido la trayectoria que hemos tratado de seguir, con nuestras propias limitaciones, como colectivos cristianos y en la revista “Herria 2000 Eliza” que concluye su andadura en este momento histórico.

Ante las nuevas perspectivas abiertas, y como paso decisivo en la normalización, pedimos en solidaridad con la manifestación de Bilbao –“Bada garaia! Presoak kalera. Konponbidea, bakea, askatasuna”–, la supresión de las condiciones de excepcionalidad de los presos y presas políticos vascos.

Como miembros de la Iglesia vasca, valoramos también la “Nota” conjunta de los actuales obispos de Euskal Herria –Iparralde y Hegoalde– por su disponibilidad a la reconstrucción moral y reconciliación, así como la petición de perdón por sus ambigüedades u omisiones (recordamos en especial su silencio ante la práctica probada de la tortura). Pedimos que su solidaridad llegue a las víctimas de todas las violencias sin excepción.

Esperamos que las comunidades cristianas, también desde la responsabilidad ética, auténtica misericordia y fidelidad evangélicas, asuman su compromiso por lograr la paz de viene de la justicia y del reconocimiento de todas las víctimas en su sufrimiento y derecho de reparación.

Por nuestra parte, ante esta nueva época que exige un auténtico proceso democrático, seguimos comprometidos e invitamos a toda la sociedad de Euskal Herria a abrir nuevas perspectivas de reconstrucción social y política, de diálogo y realización de todos los derechos humanos, en un contexto nuevo de búsqueda honesta de la verdad, de reconciliación verdadera, de esperanza constructiva y de amnistía plena para lograr la paz desde la justicia.