Raimundo Fitero
DE REOJO

Rumor

Hay movimientos imparables, situaciones que no se soslayan, citas que tienden a la rutina pero que pueden ser un relanzamiento de la indignación ciudadana colocada como fuerza motriz de la ilusión de cambio. La sentencia de los “hijos del patriarcado” de la manada está proporcionando una serie de fotomatones de la realidad social y política que parece interminable. El ministro reprobado Rafael Catalá se ha convertido en un protagonista de la situación por lanzar un rumor sobre el cafre del voto particular. Un juez con un expediente nada modélico, que pasó por Bilbo, al que el ministro sugiere tiene problemas personales que podrían impedirle ejercer su función con la solvencia requerida. El problema no es solamente la sentencia, sino las leyes que la propician. Se pide formación para la judicatura en asuntos de género. Yo pediría esa educación para todos los estamentos, desde el jardín de infancia a la residencia de ancianos. Son demasiados años de Calderón de la Barca como para que se solucione con un decreto.

Las asociaciones de jueces y fiscales de todos los colores piden la dimisión de Catalá. Hay paros y anuncios de huelga en las sedes donde se imparte justicia por falta de medios y otras reivindicaciones. Con la gentuza de la banda de M. Rajoy toda intervención es sospechosa de intencionalidad partidista o personal. Las palabras suben de grosor. En Nafarroa, nada menos que el presidente del TSJ, llama turba enfervorecida a las protestas de las mujeres. Mal vamos. Cristina Pardo tiene programa nuevo en La Sexta las tardes del domingo. Tuvo un cierre glorioso con el abogado de cuatro de los violadores, un asqueroso señor de cinismo supino y prepotencia delirante. Una pregunta sencilla lo desmontó, después de saber que ese abogado tenía hija: ¿Pensaría lo mismo si fuera su hija? Balbuceó.