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Pelota

Aimar Olaizola y la fórmula de la eterna juventud

El de Goizueta disputará su décima final del Manomanista tras dejar sin respuesta a Danel Elezkano.


OLAIZOLA II 22

ELEZKANO II 13

 

Inteligencia, talento, piernas e ilusión. Esos son los ingredientes que, debidamente mezclados en proporciones que él solo conoce, pero con mucho de todo, han dado a Aimar Olaizola esa fórmula de la eterna juventud que le llevará a disputar el 27 de mayo la décima final del Manomanista de Primera a los 38 años, los mismos con los que otro mito, Julián Retegi, obtuvo su última txapela. Quizá en la modalidad que menos esperaba, pero en este Manomanista en el que más complicado es tapar las vergüenzas de cada uno, el de Goizueta vuelve a una gran final tras dos años en los que dar ese último paso se le había negado.

Lo hace tras haber dejado sin respuesta a un Danel Elezkano al que no le permitió poner en marcha el plan que lo había traído, por primera vez, a semifinales. Y es que, el de Zaratamo fue incapaz de esconder el saque en la pared izquierda del Labrit, como ya había hecho ante Bengoetxea VI o Artola –en el Beotibar– y sin ese saque-remate tan efectivo, todo se le puso cuesta arriba al de Zaratamo que, con todo, no puede sino hacer un balance positivísimo de un año que debe cambiar su estatus de cara al inminente verano.

Con la zurda desconectada

Tan cierto como que el de Aspe no acertó a cruzar su saque es que el de Goizueta, además de darle de su misma medicina, él sí acertó a hacer daño con el primer pelotazo, aprovechó la mínima oportunidad para buscarle la derecha y, sin poder conectar su saque-remate de zurda, todo cambió para Elezkano.

Pero al margen de esa respuesta que ninguno de los anteriores rivales de Elezkano encontraron, también supo Aimar Olaizola cambiar el paso de Elezkano durante el peloteo. Mientras Elezkano pudo ponerle ritmo al partido con su poderosa volea, el marcador se mantuvo más o menos equilibrado, hasta el 8-7, pero en un año en el que tanto se ha hablado de un nuevo manomanista, vertiginoso y sin mirar por el retrovisor, Olaizola II le puso la pausa al partido, dio un paso atrás y, buscando altura en el frontis, alargó los tantos sin miedo a posibles facturas físicas.

Ahí radicó otro gran porcentaje del pase a la final de Aimar, el endurecer y alargar el peloteo y los tantos no solo no le perjudicaron, sino que fue Elezkano, 14 años más joven que él, el que pagó el pato. Para colmo, una falta de saque en el peor momento, con 8-7 en el marcador, terminó de tirar al vizcaino.

Un parcial de 7-0 rompió el partido del lado de un Aimar Olaizola que celebró con rabia su vuelta a una final. Todo lo anterior poco vale si no se posee semejante pasión por la pelota.

 

«Cada vez lo veía más complicado»

Todavía con la sonrisa en la boca por su vuelta a una final del Manomanista tres años después, Aimar Olaizola reconoció que estaba enormemente feliz con lo conseguido y que «como es normal, cada vez lo veía más complicado, con la edad. A decir verdad me parecía imposible, pero creo que me ha pillado en un gran momento y hoy también me he quedado muy satisfecho con el partido que he jugado», apuntó el de Goizueta. «Ha sido un partido duro, con tantos disputados a mucha velocidad y creo que he hecho las cosas muy bien tácticamente. Le he intentado buscar la derecha, jugarle a los pies y él con el saque no me ha hecho daño», analizó el de Asegarce.

Él sí que consiguió que, con esos saques bombeados y a pared que tanto ha empleado Elezkano, el vizcaino sufriera mucho en el resto y entiende que logró que el de Zaratamo estuviera incómodo en la cancha. Olaizola II no tiene un favorito claro para esta tarde.J.O.