Rober
Aligeremos que vienen tiempos de excusas. La manipulación en las televisiones públicas con dominio de la banda de M. Rajoy o Feijóo entra en un estado líquido donde hace aguas por todas las esquinas. Es imposible contener el tsunami informativo, pese a que, de nuevo, Pedro Sánchez, cada vez más perfilado y sintiéndose capaz de hacer con rotundidad el ridículo una vez más, corrió a presentar una moción de censura que se ha convertido en la noticia a la que se agarran los afines a la banda para que se olvide la sentencia. Una jugada maestra de distracción. Algunos le acaban la idea y dicen que se trata de una promoción del desaparecido. Ciudadanos a lo suyo, defendiendo España.
La vida televisiva intrínseca sigue, con sus éxitos, sus mediocridades, sus desastres absolutos. TVE sigue batiendo récords de fallos programáticos. El más estrepitoso es el que utiliza el nombre de pila de un desconocido para el gran público para nombrar a un programa, “La noche de Rober”. Yo sugiero que si lo mantienen le cambien el título por “¿Quién es Rober?” y seguro que llama más la atención. La respuesta de las audiencias acostumbra a tener una lógica aplastante. Y en este caso, es que es muy malo. No tiene gracia, es una fórmula muy vieja, intenta el tal Rober ser gracioso y el conjunto es algo totalmente desangelado. Lo que yo diría imposible de competir con otros programas coincidentes en horario que procuran mucho más interés o entretenimiento. Por sus resultados le queda poco.
¿Habrá logrado ir M. Rajoy a Kiev a ver el partido de fútbol de interés de estado? Dijo que suspendía el viaje. Pero, como miente constantemente, no está claro. Hoy tenemos monserga futbolera hasta la saciedad. Y a partir de mañana toca Mundial de fútbol a tope. Un marco ideal para el patrioterismo. ¿Y Rober?