Enredo
Lo bueno de los que tienen en la boca la palabra populismo para lanzarla como si fuera una piedra es que aman el populismo de manera populista. Los populistas de derecha y extrema derecha consideran que el populismo es una etiqueta sin contenido. Y populismo son ellos. Se vuelven locos con el triunfo de un equipo de fútbol para hacer del populismo rancio un populismo de estado, patriótico. No sé si estamos en un enredo político, pero yo veo populismo en un partido convertido en una banda que se llama a sí mismo Popular. Y cuando se tiñe el pelo y el logo de naranja, veo un populismo joseantoniano que me deja perplejo.
Pero insisten en que han llegado para acabar con los populismos y los separatismos. Es decir, han venido a hacer populismo lepeniano, matizado con las gafas de ver españoles allá donde hay hormigas o tarántulas.
Tenemos una sobrexposición al patrioterismo del ser superior, uno de los más empresarios con más contratos directos con las administraciones y las instituciones, hacedor de autopistas hacia la nada, plataforma de gas en el mar de los poetas o vías de tren de alta velocidad torcidas y sin continuidad. Florentino Pérez, le llaman. El jefe M. Rajoy, lector de prensa deportiva para establecer su programa electoral, puede respirar un rato porque las calles de Madrid están tomadas por los intelectuales e investigadores orgánicos con bufanda blanca y cánticos recubiertos de testosterona. Una sombra: Cristiano Ronaldo sigue con su enredo con Hacienda y parece avisar de su marcha del equipo campeón del populismo.
Resumiendo: Europa se rinde a los goles y van a entregar a todos los huidos de la agresión judicial del juez Llarena y otros atropellados jueces de cabecera. Mañana seguirá la sentencia sobre la banda intacta. Pero hablaremos de un portero de fútbol sospechoso.