La muerte del exsoldado ruso y periodista de la cadena de televisión ucraniana ATR Arkadi Babchenko resultó ser falsa. Durante gran parte del día de ayer, medios de comunicación ucranianos informaron de que el martes por la noche había sido tiroteado en su propia casa en Kiev y que su esposa lo había encontrado «ensangrentado» tras oír un «ruido seco». Babchenko combatió como soldado en las guerras de Chechenia, experiencia que relató en el libro “El color de la guerra”.

Antes de su marcha de Moscú en febrero de 2017 por amenazas en su contra y de su familia, colaboró en los periódicos “Moskovski Komsomolets”, el más leído de Rusia, y en “Novaia Gazeta” y la radio Echo de la capital, dos medios críticos con el Kremlin. Vivió en Praga durante varios meses hasta que se trasladó a Kiev en agosto.

El primer ministro ucraniano, Volodimir Groisman, no dudó en responsabilizar a «la maquinaria totalitaria de Rusia. Estoy seguro de que no ha perdonado su honestidad».

El ministro de Exteriores, Pável Klimkin, también culpó a Moscú. «Es muy pronto para decir quien está detrás de esto, pero Rusia emplea distintas tácticas para desestabilizar Ucrania. Perpetra atentados terroristas, actividades de sabotaje y asesinatos políticos», dijo en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.

Horas después de realizar estas declaraciones, el propio Babchenko desmintió su muerte en una comparecencia en la sede del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU). «Me gustaría pedir disculpas por todo lo que han tenido que experimentar y por lo que han pasado. He enterrado a colegas y amigos muchas veces y conozco esa tristeza. Lamento que hayan tenido que experimentar esto, pero no había otra manera», manifestó. Agradeció al SBU que le haya «salvado la vida» y aseguró que la operación para frustrar el intento de atentado se ha desarrollado desde hace «dos meses».

«Quiero felicitar a la familia de Babchenko y al propio Babchenko en su tercer nacimiento», dijo el jefe de los servicios de seguridad ucranianos, Vasil Hritsak, quien corroboró que la escenificación de la muerte fue una «operación especial» para salvarle la vida.

Tras conocer que Babchenko sigue vivo, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajarova, remarcó que todo es una maniobra de las autoridades de Ucrania con fines propagandísticos. «Es evidente que la historia se basa en el efecto de propaganda», subrayó en Facebook. Horas antes, cuando aún no se había desmentido la muerte del periodista, el ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, negó cualquier implicación del Kremlin y lamentó que Kiev culpara a Moscú antes de iniciar una investigación.

El jefe del Servicio Federal de Seguridad ruso, Alexander Bortnikov, tildó de «auténtica provocación» las acusaciones de Ucrania. «Es una completa estupidez. Da la impresión de que están delirando», subrayó.