Raimundo Fitero
DE REOJO

Desigualdad

Nos han ofrecido imágenes de camiones de mudanza como expresión bizarra de lo que parece estar sucediendo en La Moncloa. Cambio de muebles, de cortinas, de complementos. Como estamos con una suerte de resaca política funcional, me ha gustado una advertencia muy propia: en el acto de toma de poderes del nuevo presidente del Gobierno del reino de España, solamente había una mujer: la presidenta del Congreso de los Diputados y Diputadas, Ana Pastor. Eso quiere decir que toda la jerarquía institucional está amparada en el patriarcado más encorbatado. Síntomas.

Y de repente son las mujeres, las que se empoderan de las noticias y del futuro. En los trabajos de investigación de fármacos, por ejemplo, la media mundial es que de tres investigados solo una es mujer. Es decir, todos los medicamentos que tienen que ver con variables específicamente femeninos de enfermedades comunes, quedan relegados.

Parece claro que no funciona, por cuestiones biológicas, de la misma manera el hígado de un varón que de una hembra. Y así sucesivamente, hasta entender que se está cometiendo desde hace varias décadas una clara discriminación por género.

En La 2, un magnífico programa dedicado a la salud y la mujer, nos ofrece un reportaje concomitante, sobre las investigaciones que tienen que ver con la reproducción. Es contradictorio el reportaje: son hombres los que hablan, pero hombres que reconocen que no se corresponde con el número de licenciadas y la calidad de las mismas con el escalafón de responsabilidades en los hospitales.

Y algo reiterado en este programa: el dolor de la menstruación no es una cuestión divina, ni los sofocos en la menopausia. La desigualdad de género en la investigación médica es una barbaridad incomprensible y una injusticia.