Jon Rahm arrancó con mucha decisión en el Open Británico de Golf, que se disputa en el carismático campo escocés de Carnoustie. De hecho, le fue tan bien al golfista vizcaino que firmó su mejor tarjeta de inicio en un grande, con un total de 69 golpes que le sitúan provisionalmente en la séptima plaza.

Con dos por debajo del par, y a tres golpes del líder provisional, el estadounidense Kevin Kisner, el de Barrika decidió volver a ser él mismo, con ese estilo de juego aguerrido que le ha convertido en el número cinco mundial. Durante los 18 hoyos, fue quien más veces desenfundó el driver –herramienta propicia del circuito–, con un resultado más que óptimo.

Rahm acumuló hasta cuatro birdies, con especial facilidad en el hoyo 3, en el que tuvo la opción de un eagle, después de protagonizar una salida excepcional de casi 284 metros. No todo fueron notas positivas, también cometió dos bogeys, que le penalizaron estar con los líderes, pero el vizcaino suele destacar por ser un jugador que va de menos a más.

«No pensar demasiado»

A la conclusión de su estreno, ratificó que se sentía más suelto sobre un verde afectado por el calor y la sequía. «Creo que mi error en los British siempre había sido pensar demasiado y variar la estrategia, querer pegar ciertos golpes porque dice la gente que hay que jugar así», comentó. «Ahora estoy haciendo un poco más lo que quiero y me permito fallar golpes. No voy a coger todas las calles, pero a green se puede tirar casi siempre», añadió. Finalmente, Adrián Otaegi no jugó, al no producirse ninguna baja.