Raimundo Fitero
DE REOJO

Minutos

En el baloncesto se habla de los minutos de la basura a los finales cuando el resultado está ya muy claro. Atresmedia ha anunciado que va a rebajar el minutado de los capítulos de sus series. Ahora hay entregas hasta de setenta minutos y los van a dejar entre cuarenta y cincuenta. No sé si se abre un debate, si se trata de una estrategia de venta, si ayudará a concentrar mejor las historias y las tramas y no encontrarse con demasiados minutos, o es algo que no va a tener demasiada influencia en el consumo de ficciones televisivas. La cuestión de los minutos tiene mucho que ver con la cuenta de resultados, el ordenamiento de la parrilla, los costes de producción y la costumbre cuenta.

Las series se están apoderando del discurso, de la industria. Es como un nuevo tiempo para las ficciones audiovisuales que ya no se piensan paran la gran pantalla, sino para múltiples pantallas, desde la grande, cine, a la mediana, electrodoméstico esencial en el salón, a las pequeñas, monitor del ordenador o la Tablet y la minúscula del teléfono. Y los hay que se entretienen viéndolas en su reloj. Pero entramos en contradicciones. Convivo con personas que se ven las temporadas de sus series preferidas en dos o tres sentadas, un capítulo detrás de otro, sin paradas. Por lo tanto, esta gente necesita más minutado, la continuidad les ayuda a comprender mejor los personajes y las tramas. Porque la discontinuidad semanal trae estos problemas y por ello en cada capítulo se hace una suerte de repaso.

De todas las series, la serie que sigo con menor atención, pero que entiendo tiene una gran influencia es la del monstruo Trump. Ya sea en solitario o con Putin. Y aquí las entregas de los capítulos están muy bien medidas. Máximo un minuto y medio. Tiempo suficiente para crear el pánico. O la herida democrática profunda. Cada día. Un esfuerzo.