¿Ola de calor? Pues mudo de piel
Vaya mierda de verano! Disculpad la expresión, pero estoy harto de la estación estival, muy lejos de la que recordaba de adolescente, con sus días sanos –con sol pero temperaturas agradables o, al menos, llevaderas–. Euskal Herria se despertaba ayer con alerta por la primera ola de calor después de haber pasado días atrás muchísima humedad, algo que no soporto.
Radios, prensa y televisiones hablaban de la intensidad que nos iba a ofrecer nuestro ayer amigo ‘Lorenzo’, quien en gran parte del año se convierte en nuestro archienemigo en esta tierra tan verde a causa de esas intensas lluvias que no han cesado prácticamente en todo el invierno... ni en la primavera. Me río de eso de que la estación de las flores la sangre altera; más bien se serena y se enfría hasta tal punto de quedarse adormecida.
Hemos pasado de estar en Mordor, esa tierra oscura y húmeda que no conoce el sol, a parecer estar en el Caribe, con sus playas repletas de bañistas y sus mojitos, incluso buscando la sombra como relax. Y es que no tenemos punto intermedio. Mientras nos quejamos de la lluvia, el viento y el frío en gran parte del año –sobre todo este 2018 en el que las nubes no han parado de escupir agua–, nos encrespamos en seguida en cuanto sentimos un rayo de sol más caliente de lo normal.
Para más inri, estos días de humedad y calor, me (nos) ha tocado hacer mudanza, desmontando armarios y llevando cajas de un lado para otro. Espero que este cambio de vida también traiga un mejor y más llevadero clima. Menos mal que aún me (nos) quedan esas maravillosas vacaciones...