Es ver al petimetre oficiando de comandante del fascio español y la canícula sube en grados y malestar. El de aspecto lechuguino haciéndose fotografiar apretando la mano de un negro inmigrante, tan solo unas horas después de ayudar, al alimón con Rivera, a prender la mecha xenófoba alertando de la invasión de africanos que acechan nuestras fronteras. Ellos, los tan cosmopolitas, tan ciudadanos del mundo. Los fachas, siempre tan sobrados de desfachatez.

Pablo Casado y sus corifeos quieren hacernos creer que aprobó de golpe, en un centro privado, 12 materias de las 25 de la carrera de Derecho, logrando el título en apenas cuatro meses y siendo, al mismo tiempo, coordinador parlamentario, asesor de vicepresidencia y secretario de de la Comisión de Seguridad del PP. Listo el palentino ¿eh? Para las otras 13 materias había empleado siete años (84 meses). Un pequeño bache en un joven valiente que denuncia el Mayo del 68 en que «los jóvenes en París destrozaban las calles porque se aburrían y querían una sociedad socialista», y dando la vuelta al número se reivindica del 89, «cuando los jóvenes nos pusimos delante de un tanque y tiramos el Muro de Berlín».

El caso es que Pablo aprobó sus «posgrados» en Harvard, Georgetown y demás con apenas 40 días de clases, sin exámenes. El posgrado de Harvard duró cuatro días en una escuela del Opus Dei en el barrio de Aravaca (Madrid). Y ahora, el máster de la Juan Carlos, la universidad donde los más populares adalides de la democracia se masterizan, remasterizan, doctoran y redoctoran de manera exprés sin el engorro de ir a clase o realizar tediosos exámenes. A Pablo le convalidaron 18 de las 22 materias y las cuatro restantes las aprobó sin asistencia. Con sobresaliente, por supuesto.

Está «preocupado por el anexionismo abertzale del Gobierno de Pamplona, casi me cuesta mi integridad»; la física, claro.

Este es el nuevo Don Pelayo, envidia del Albert, que salvará España de los rojo-separatistas para gloria de la Cristiandad.

Y además esta puta calor.