La nueva normalidad
En California el incendio «Mendocino Complex» ha arrasado ya 117.600 hectáreas, superando las 113.800 que calcinó el incendió «Thomas» a finales del año pasado. El récord de devastación alcanzado por el anterior siniestro apenas ha durado ocho meses. Pero, además, resulta que cinco de los seis incendios más destructivos de la historia de este estado se han dado en los últimos seis años. El poder de devastación del fuego aumenta sin cesar, ya sea por efecto del cambio climático o por la falta de cuidado de los bosques.
No parece que la tendencia vaya a cambiar a corto plazo puesto que el gobernador, Jerry Brown, ha declarado en repetidas ocasiones que este tipo de catástrofes forman parte de la «nueva normalidad». Un concepto que fue acuñado en un contexto completamente distinto. Fue el primer ministro chino, Li Keqiang, quien hace ya tres años lo utilizó para calificar el ritmo de crecimiento más lento de la economía china, después de casi tres décadas en las que no bajó del 8% anual. De este modo trataba de quitar hierro a la caída, al tiempo que subrayaba que era una situación prevista en la nueva etapa de desarrollo.
Sin embargo, el mismo concepto utilizado por el gobernador de California suena de manera diferente. Calificando de normal una catástrofe da la impresión de que, quizás, trata de eludir parte de la responsabilidad que le corresponde por la proliferación de esos devastadores incendios; o tal vez, se da por vencido ante una batalla que considera perdida de antemano. O quizás pretende que nos acostumbremos a soportar como normal lo excepcional.