«Euskalduna? Dirurik utziko al didazu?»
Hace unos días un medio de Gasteiz publicaba la noticia de un ‘timo en euskera’, en el que el supuesto timador pedía dinero en esta lengua para coger el autobús, insistiendo hasta que lo conseguía. Al parecer no es algo nuevo y ya hace unos años se conocía un caso similar en Bilbo, con similar tratamiento en prensa.
En una primera impresión llevar al titular la lengua utilizada parece irrelevante en la información y un añadido a la pieza periodística que nada aporta e incluso puede resultar capcioso.
Pero, bien mirado, el uso del euskera sí puede ser un recurso para facilitar el timo.
De hecho, puede resultar un buen gancho, reduce la alerta, ofrece cercanía, confianza.
Independientemente de que entre las personas bilingües pueda haber tantos timadores y canallas como entre quienes no lo son, el empleo de lo vasco, y también del euskera, se utiliza como reclamo a diario para hacernos picar en engaños.
Alguien que se comunica en euskera parece de fiar, honesto —el mito de la «palabra de vasco»– y ante una petición de dinero uno es capaz no ya de dar unos euros para el autobús sino de aceptar de buen grado que se gaste nuestro dinero en estafas aún mayores.
Y con alegría aceptamos que quien se nos presenta con la apariencia de un vasco «jatorra» nos justifique el empleo de miles de millones para construir un veloz tren de dudosa rentabilidad social, una peligrosa incineradora de residuos, grandes carreteras infrautilizadas o arriesgados pozos de gas.
Dime «Euskadi Aurrera» y será más fácil caer en el timo.