Más fronteras
Atención, los chicos de la extrema derecha española disfrazada de ultracentrismo están a punto de para lanzarse a la calle. Les ha picado una mosca negra del virus de la catalanofobia y les han entrado fiebres de patrioterismo intolerante que les ha provocado un impulso por llevar sus majaderías a convocar manifestaciones. A pares. Para defender a un juez alucinado y para defender a los que retiran lazos amarillos. Grandes asuntos que tienen en vilo a las organizaciones internacionales. Están a punto de traspasar la frontera del constitucionalismo de pesebre, para entrar en el territorio baldío del antisistema de parodia. No son creíbles en ningún estado de agitación. ¿Se pelean ente ellos o son un único destino franquista en lo universal? Zipi y Zape están imparables. De telediario en telediario, hasta la fusión final en el ridículo global. E Inda convertido en su apóstol desde el púlpito de La Sexta, lo que empieza a ser insoportable y una contradicción insuperable.
No obstante, las fronteras que me tienen bastante inquieto son las de Venezuela. Me cuesta entender lo del cambio de moneda, poner ceros y quitar ceros a los billetes, devaluarla a las pocas horas de haberla reinventado, pero me suena a pánico en el supermercado. Hay un éxodo evidente, testimoniado, no como noticia intoxicadora, sino como reflejo de una situación social y política que puede reventar en breve. Yo sigo las noticias sobre Venezuela por las emisoras chinas y rusas y la situación empieza a ser alarmante. Hay conflictos fronterizos, no solamente con Colombia, donde son habituales desde hace meses, también con otros países circundantes que empiezan a plantearse pedir pasaporte y hasta visa a los venezolanos. Lo que no hace otra cosa que crear desplazados sin papeles, es decir, aumentar el dolor y el sufrimiento. Y darnos imágenes terribles.