Tras la representación de “Adio” por Kukai Dantza el pasado jueves en Arantzazu, la Quincena Musical acoge esta tarde su segunda cita con la danza. Será con la Compañía de Danza Hervé Koubi, conjunto francés de raíces argelinas que presenta “Les Nuits Barbares”, un espectáculo en torno a los pueblos bárbaros del Mediterráneo. El espectáculo tendrá lugar en el Victoria Eugenia a las 20.00.

Tras finalizar su doctorado en Farmacia, Hervé Koubi decidió dedicarse en cuerpo y alma a la danza, completando su formación en Marsella y Cannes e integrándose pronto en el Centro Coreográfico Nacional de Nantes y en la Compañía Thor de Bruselas. En el año 2000, Koubi creó su primer proyecto propio, “Le Golem”, y desde entonces no ha dejado de desarrollar un lenguaje coreográfico inconfundible, en el que la danza contemporánea se enriquece con elementos de la danza africana y de las culturas urbanas. Para sus espectáculos escoge, además, a bailarines que aportan autenticidad a este cruce de culturas. En 2009 realizó una audición en Argelia en la que seleccionó a doce bailarines argelinos y de Burkina Faso, procedentes del ámbito de la danza callejera y el hip-hop. La mayoría de estos artistas se incorporaron a su compañía y siguen bailando con él en la actualidad.

En “Las noches bárbaras”, Koubi propone un hermanamiento de las culturas que han habitado la zona del mar Mediterráneo a lo largo de los últimos 3000 años. Es una historia sobre orígenes y travesías, que plantea interrogantes como quiénes eran aquellos bárbaros que llegaron desde el norte, las misteriosas gentes del mar que se citan en la Biblia, las crónicas y los monumentos antiguos; o quiénes fueron aquellos otros bárbaros de Oriente, persas, ionias, babilonios y arabomusulmanes. ¿De qué historia desconocida, olvidada, reelaborada, asimilada o borrada somos herederos?, plantea Koubi.

Sobre fragmentos de los réquiems de Mozart y Fauré, fragmentos de Wagner, así como de música tradicional argelina y ritmos de hip-hop, Koubi transmite su fe en una cultura universal que es compartida, mixta e intercontectada, y que nos guía hacia a un inevitable futuro en común. El Mediterráneo, con su larga historia de intercambios culturales y religiosos, le sirve como punto de partida para investigar, a través de la danza, los fundamentos de esta «geografía común a la que todos pertenecemos, demasiado a menudo sin darnos cuenta». «No importa si somos argelinos, españoles, franceses, griegos... somos, primero y ante todo, mediterráneos, y este sentimiento de pertenencia es mucho más antiguo que el concepto de naciones», concluye el coreógrafo.