GARA Euskal Herriko egunkaria
Bobadas alpinas

Historia


HAY montañas-faro que atraen, no solo a muchas personas (cada más) si no a actividades extrañas de todo tipo y con cualquier excusa, siendo la de obtener fondos para actividades de caridad una de las predilectas. El Everest es una de ellas, normalmente solo el campo base, que la cumbre suele ser otro cantar. Así, la jugadora internacional de rugby Tamara Taylor quiere organizar para 2019 un cam- peonato en el CB de la vertiente tibetana (unos 6.500m), rugby con actitud sería la figura, y ya puestos con altitud también. El Mont Blanc es otra de las cumbres que atrae todo tipo de personajes más o menos estrafalarios, conciertos, saunas en la cumbre, pinto- res de nieve, spots publicitarios, etc y… accidentes. Después de amagos y consideraciones, el alcalde de Saint Gervais, municipio en el que se sitúa gran parte de la ruta normal de la montaña, establecido cuotas de acceso. El próximo verano, y por ese itinerario, solo podrán ascender a la cumbre 214 personas/día, previo permiso emitido por la oficina de turismo (tras cierto control sobre el demandante) y previa reserva en el refugio de Goûter. Hasta aquí hemos llegado y mientras la roca de las cumbres alpinas se desmorona por la fusión del permafrost, toda una mitología e historia de la práctica alpina se deshace ante la masificación y banalización de la montaña. Somos demasiados.