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Lo dijo Mujica y es verdad


Ya sé que los festivales de cine han cambiado a medida que el cine se ha ido adaptando a los gustos del público y a las nuevas propuestas audiovisuales. No entiendo por qué me resisto a olvidar la emoción de películas que por algún motivo las consideramos más nuestras que de nadie. La Mostra de Venezia, por ejemplo, me resulta difícil imaginarla sin De Sica, Pontecorvo o Visconti, sin “La batalla de Argel” o sin “Rocco y sus hermanos”. Sin embargo, este año, la presencia en la Mostra de José Mujica, expresidente de Uruguay, llamó mi atención y la de los medios más, incluso, que la participación de la multinacional del cine online, Netflix. El Pepe llegó a Venezia para presentar dos documentales sobre su vida como tupamaro, preso político y guerrillero que llegó a presidente de su país, sorprendiendo, además, en su modo de estar, con un glamour comprometido, social y humano poco habitual en estos eventos. Entre luces y cámaras dijo algo que sonó trágico: «Después de la pena de muerte, la soledad es el castigo más duro». Y no se refería a una soledad cualquiera, hablaba de los años que no tienen sonido, que solo pasan y pasan, hablaba de la soledad de la cárcel. En Euskal Herria, esas palabras, todavía con cientos de presos políticos, son como un desgarro social que, sin película que llevar a un festival, al menos nos deberían obligar a romper las calles.