El Giro de 2019 se presentó ayer de manera oficial. La 102ª edición, del 11 de mayo al 2 de junio, se disputará casi en su totalidad en Italia, cruzando la frontera solo para una etapa a la República de San Marino. Habrá tres cronos individuales, seis etapas de dificultad baja adecuadas para los velocistas, siete de dificultad media y cinco jornadas de dificultad alta. Habrá un total de siete finales en alto, incluyendo las contrarreloj individuales de Bolonia y San Marino.

Precisamente esta segunda será la primera jornada realmente importante para la general porque la primera semana no tiene esta vez ningún día que se pueda considerar puramente de montaña más allá de un par de etapas más o menos accidentadas. Esa segunda crono llegará en la novena etapa e incluye una subida de más de 12 kilómetros a una media del 4%, todo eso en una crono de 34,7 kms.

La primera cima importante llegará el 13º día, en el Lago Serrú. Y la dureza con mayúsculas se concentra en la semana final. En este caso con cuatro etapas de montaña dentro de las últimas seis y con puertos como el Gavia –Cima Coppi con sus 2.618 metros–, Mortirolo o Passo Rolle que se mezclan con otros menos transitados como San Martino di Castrozza o Croce D’Aune. Todo esto antes de la última crono, llana, en Verona (15,6 kms).

También abundan algunas etapas largas para el ciclismo actual. Nada menos que nueve jornadas que alcanzan o superan los 200 kilómetros. Los ‘gallos’ ya conocen dos de las tres grandes de 2019. La última se sabrá en enero.