No por presumible deja de ser menos admirable. Los Golden State Warriors ya no son la franquicia que amaban los freaks, amantes de los marcadores altos y sabedores de sus nulas opciones de ganar nada. Con un balance de 9-1, ya es la mejor franquicia de la NBA, sumando su séptimo triunfo seguido.

Los de Oakland –en su último año antes de volver a San Francisco– cuentan con una suerte de «comodín triple» en el que Klay Thompson –que pasó de promediar un 30% en triples a anotar 14 lanzamientos lejanos en el mismo partido–, Stephen Curry o Kevin Durant se ponen las pilas indistintamente y machacan a sus rivales.

Los Timberwolves no son el rival más fuerte del mundo –y Derrick Rose se lastimó el tobillo–, y menos si reciben 33 puntos de Durantula, 28 de Curry y 22 de Thompson. Con todo, los californianos precisaron un parcial de 33-12 en el último cuarto para imponerse por 116-99.

Houston ve la luz

Aún sin Harden, los Rockets despertaron al fin y lograron su segunda victoria en siete partidos, superando por 111-119 a los Brooklyn Nets. Chris Paul se fue hasta los 32 puntos, por 28 de Carmelo Anthony y 22 de Capela. Y Harden regresa ya mismo.