Norma Rangeri
Directora del diario italiano “Il Manifesto”
KOLABORAZIOA

La excavadora de los nuevos moralizadores, contra «Il Manifesto»

Un gobierno que ahorra en ‘Il manifesto’?», también en lo que toca a esta pregunta le doy las gracias a Roberto Saviano por su artículo en “Repubblica”, a propósito de los recortes de las subvenciones estatales a la prensa contra Radio Radicale, “Avvenire” (diario de la conferencia episcopal italiana) y nuestra cabecera. Un gobierno que ahorra en nuestro periódico podría incluso hacer sonreír, si no fuera porque hay quien piensa que hace una obra de moralidad, tomándola contra una cooperativa que, desde luego, no se ha enriquecido. Porque sí, somos heréticos y desde luego de izquierda, pero de regla franciscana.

Un gobierno que piensa en ahorrar en “Il Manifesto” quizás nos confunde con los diarios financiados por propietarios de clínicas, por bancos, por poderosos grupos de presión, por jugosas operaciones publicitarias. Pero en nuestro caso se ha confundido de dirección, porque somos una cooperativa de socios trabajadores sin santos en el paraíso. O mejor, nuestros santos protectores son los miles de lectores que adquiriendo el diario, desde hace ya cincuenta años, nos permiten vivir. Nuestra cuota de fondos públicos cubre los gastos solo del 30% del presupuesto, para el resto somos un diario más en el mercado que existe, un ejemplar, más único que raro, de empresa editora pura: un periódico diario, una página digital, una revista mensual de política internacional, dos suplementos culturales, uno, el último en llegar, sobre ecología.

Los lectores de la prensa impresa son una especie en vías de extinción, y el sector debería ser potenciado y sostenido, como todo el sector cultural. Especialmente en un país marcado por un analfabetismo creciente, como no dejaba de recordarnos el profesor De Mauro. Y no se puede decir, por desgracia, que este gobierno, con los Cinco Estrellas en primera fila, vaya a contracorriente.

Se da más bien que sucede exactamente lo contrario. Como demuestra la alcaldesa de Monfalcone (localidad de la provincia septentrional de Gorizia, en la costa de Golfo de Trieste) que, desde hace 166 días, nos ha excluido de la biblioteca municipal junto a “Avvenire”. Dice que somos un órgano de partido, de un partido comunista que no llega a poder identificar. No lo somos ni lo fuimos cuando los partidos comunistas eran fuertes e importantes.

Forzar al cierre de las cabeceras a las que se golpea o hacerles la vida imposible de cualquier modo resulta muy sencillo. Basta meter la excavadora contra la prensa impresa. Un juego grotesco y brutal, que es también, sin embargo, el de los tiempos que corren.

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Traducción: Lucas Antón