JAN. 24 2019 JO PUNTUA Sí, Lolo, sí Itziar Ziga Escritora y feminista Qué maravillosa era Lolo Rico. El poco rato que pasé con ella en Donostia, le hice saber que yo había sido una de esas criaturas pegadas como ventosas a La Bola de Cristal los sábados por la mañana, y que le estaba agradecidísima por tanto estímulo. Se alegró, de nuevo. Esto tuvo que pasarle infinidad de veces, que le dijeran: yo estaba al otro lado de la pantalla y sí, ese programa de televisión infantil experimental, que parecimos haber soñado porque nunca volvió a hacerse nada ni remotamente parecido y a cuyos archivos hasta hace poco no tuvimos acceso, donde se nos animaba a apagar la tele si nos estábamos quedando aleladas y se nos trataba como a seres pensantes, donde conocimos a muchos grupos de música que la estaban petando entonces sin diferenciarnos del resto de la población con canciones infantiles que a mí, a cualquier edad, siempre me provocan ganas de abrirme las venas, donde un mar de lava introducía a Alaska cantándonos esas “Vacaciones infernales” que me resuenan siempre en el momento bajonero de agosto y un estribillo rockabilly proclamaba «lo que a mí me gusta en realidad, es es es, es vagabundear», donde una bruja nos contaba riendo que el Mal era el Capital y la Bobinel de los malvados Reyes Catódicos repetía «siempre voy a misa, y nunca me cambio de camisa», sí, Lolo, sí, estábamos al otro lado. Entusiastas dentro de aquella marcianada maravillosa y llena de contenido artístico, crítico, lisérgico, que hoy nadie dejaría que se emitiera para el público infantil. Por su supuesto bien, para colmo. Qué inspiradora será siempre Lolo Rico: tan audaz, tan libre, tan generosa, tan creativa, tan feminista. Se separó cuando las mujeres no teníamos derecho a hacerlo y emprendió, con siete criaturas, la vida que no pensaba perderse. Cuenta que, mientras la desposeían de tantas cosas, y para celebrar desdramatizando, puso “La Internacional”. La misma Lolo que nos trató como a seres libres y plenos cuando éramos criaturas, nos ha mostrado que con 83 años una sigue siendo una. ¡Ojalá el mundo se parezca más a Lolo Rico! Sí, Lolo, sí, estábamos al otro lado. Entusiastas dentro de aquella marcianada maravillosa y llena de contenido artístico, crítico, lisérgico, que hoy nadie dejaría que se emitiera para el público infantil