Aquí estamos, en medio de un bloqueo anticiclónico –para hoy se espera que las altas presiones alcancen los 1040 mb– y con temperaturas propias del mes de mayo a finales de febrero. Una situación estable que contrasta con un Atlántico muy revuelto, por el que se están moviendo borrascas particularmente profundas.

Habrá quienes estén encantados con esta situación y quienes echen de menos unas condiciones meteorológicas más propias de esta época del año. Cielo azul y sin apenas movimientos frente a ocasiones en las que parece que quisiera caérsenos encima. Como cuando aparecen los grandes «edificios nubosos» relacionados con las tormentas.

Uno de los más espectaculares está formado por una nube circular en la base, de la que desciende otra en forma de muro. A un lado, una nube descolgada origina precipitaciones. En el otro, se pueden formar los tornados. Por encima de todo este «tinglado» una nube en forma de yunque de la que cuelgan numerosos y grandes «mammatus» y una gran «coliflor» que lo corona todo.

Se trata de la estructura convectiva más organizada y con mayor capacidad de producir tiempo severo. Tan espectacular como peligrosa, se le conoce como Supercélula. En su interior esconde tres corrientes de aire, desacopladas y en constante retroalimentación. Una ascendente (un mesociclón), en continua rotación. Y dos descendentes, las causantes del tornado y de la precipitación.