El lado de Urkullu
Joseba Egibar pasó este viernes por la radio pública catalana y explicó como veía él el papel que ha tenido el PNV en la crisis catalana. «No podemos ser mediadores porque somos parte», dijo, «pero podemos facilitar la comunicación». Egibar se refería a que su partido estaba más cerca de la Generalitat puesto que rechazan la aplicación del 155 y son favorables al autogobierno catalán. Pero hay que recordar que no era eso lo que reclamaban los soberanistas, sino un referéndum de autodeterminación.
La comparecencia del lehendakari Urkullu ante el Supremo esta semana ha vuelto a poner bajo los focos los intereses que el Gobierno Vasco persiguió en la mediación entre Barcelona y Madrid de octubre de 2017. El lehendakari, tal como explicó, intentó que no hubiera ni una declaración de independencia ni una intervención de la Generalitat. Soslayando que lo que interesaba a la Generalitat era el reconocimiento de la autodeterminación, él se situó en la mitad exacta entre independencia y centralismo, en el encaje catalán en el Estado de las autonomías.
Más allá de los deseos que puedan escribirse sobre el papel, en la práctica el proyecto de descentralización que el PNV defiende para el Estado español no es otro que el café para todos en 15 autonomías y el excepcional encaje foral de Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca. Es natural porque, hasta ahora, con ello ha respondido bien durante décadas a los intereses de sus electores y de la mayoría de sus votantes potenciales.
La pregunta es si el nuevo escenario estatal va a seguir permitiéndoles hacerlo. Guste o no, el nacionalismo español está en plena ofensiva y los planes, en los tres partidos de la derecha pero también en relevantes sectores del PSOE, van una dirección muy concreta. El modelo del café para todos se deshace en una recentralización que no toca fondo y el control de la derecha del Tribunal Constitucional les permite cambiar la Constitución desde la Moncloa por la vía de los hechos. Defender el statu quo cada vez significa defender menos el autonomismo y más la barra libre de Madrid. Antes o después, Urkullu habrá de tomarse en serio la frase de Egibar y pasar de ser facilitador a elegir bando.