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Interview
JUAN IBARRONDO
ESCRITOR Y GUIONISTA

«El 3 de Marzo ha sido para mí un referente político y vital muy importante»

Dice Juan Ibarrondo que el 3 de marzo de 1976 fue un suceso que marcó su trayectoria vital. Ha participado como guionista en la película «Vitoria, 3 de Marzo» y precisamente de ese guion y de esa pulsión emocional nace la novela «Recuerdos de Marzo», editada por Txertoa.


“Recuerdos de Marzo” es una novela que transcurre entre el relato de los sucesos que ocurrieron en Gasteiz el 3 de marzo de 1976 y el impulso emocional que aquellos hechos generaron en el escritor y guionista Juan Ibarrondo (Gasteiz, 1962), que era un adolescente de apenas 14 años cuando cinco trabajadores perdieron la vida en manos de la Policía española.

Treinta años después, en la Gasteiz de 2006, los protagonistas de la novela rememoran las luchas de aquellos meses dramáticos, pero también ilusionantes. Ibarrondo enlaza así dos historias paralelas ficcionadas en tono de thriller político: las huelgas del 76 y el devenir vital de algunos de sus protagonistas, con la historia reciente de Euskal Herria como telón de fondo.

Ha participado en varios proyectos relacionados con el 3 de Marzo. ¿De dónde viene el afán por escribir esta novela?

La novela viene por una parte a partir del guion de la película “Vitoria, 3 de Marzo”, que se va a estrenar el 1 de mayo en más de sesenta salas de cine de todo el Estado. Participé junto con Héctor Amado en la elaboración del guion de la película. A partir de este guion, había cosas que se quedaron en el tintero y que me apetecía contar. Pensé que quizás podría interesar a los espectadores del film y también a los lectores qué había sido de los protagonistas. Me puse a elaborar sus vidas y sus vivencias de forma ficcionada, aunque son historias basadas en hechos reales, y también me baso en personajes reales, y me puse a escribir sus vidas a lo largo de treinta años. Me di cuenta de que salía una panorámica, un cuadro impresionista, porque son pinceladas de lo que ha sido la historia de Euskal Herria en esos 30 años, desde 1976 hasta 2006, que es cuando se reencuentran algunos personajes que han participado en el 3 de Marzo de 1976.

El tema del 3 de Marzo lo he tratado en diferentes formatos y lo viví en primera persona. Era un chaval de 14 años, pero luego he tenido mucha relación con protagonistas importantes de aquellas luchas obreras y he trabajado también con la Asociación de Víctimas 3 de Marzo en numerosas ocasiones. Ahora estoy implicado en el proyecto Memoria Gara, con el que queremos convertir la iglesia San Francisco en un centro de memoria y Derechos Humanos.

¿Podemos decir entonces que ha encontrado en la novela un espacio más amplio para contar la historia desde otro punto de vista?

Sí. Y también es una historia personal. Tanto el guion de la película como de la novela, tienen bastante de autobiográfico. Ha sido un desahogo personal, era algo que tenía dentro que quería relatar. Primero con el guion y después para rematar un poco ese desahogo también en la novela. Pero como digo, la novela se va en el tiempo hasta 2006. Sí que es una perspectiva más amplia en el sentido temporal. Los personajes son tanto víctimas como victimarios, hay trabajadores, policías, empresarios… Cada uno sigue su trayectoria vital y sigue hasta 2006. Hasta ahí puedo contar.

Habla de una experiencia autobiográfica. Imagino que ha tirado de sus recuerdos para estructurar este libro.

Sí. Mi padre era periodista en aquella época. Aunque yo era pequeño, en casa contaba cosas que estaban pasando y veíamos también cómo no les dejaban contar algunas cosas. Porque en aquella época la prensa era la ‘prensa del movimiento’. No había prensa libre. Ten en cuenta que estamos en el tardofranquismo, ya había muerto Franco, pero muy recientemente. Tampoco había sindicatos, ni prensa libre. Toda la prensa estaba organizada por el régimen. Mi casa además estaba frente al Sindicato Vertical. Ahí acababan todas las manifestaciones de los obreros y veía cómo la Policía les esperaba. Eso me marcó mucho y mi visión política también se vio marcada, como la de otros muchos ciudadanos de Vitoria por aquellos hechos de marzo del 76. Por eso digo que es un desahogo.

Era un reto personal pero también un reto político. Contarlo de una manera que, aunque sea una ficción, reflejara el espíritu de las luchas del 76, el espíritu asambleario, horizontal, de abajo a arriba, de solidaridad. Para mí era muy importante que la gente que lo vivió se viera reflejada. Una cosa tan fuerte es difícil revivirla con la literatura o el cine, pero por lo menos que la esencia de aquellas luchas se viera reflejada en la novela y en la película también.

¿Cómo recuerda usted aquel marzo del 76?

Tenía 14 años y había salido con unos amigos a dar una vuelta por el bosque Armentia, un bosque cerca de Vitoria. Cuando volvíamos, la ciudad era un caos, barricadas por todas partes. Volvíamos a comer. Era un momento de calma tensa. Se había convocado la asamblea a las 17.00, la gente se había retirado a comer, pero había un silencio abrumador. No había más que policías. Hasta que llegué a casa. Queríamos ir a San Francisco mis hermanas y yo y no nos dejaron. Y seguimos los acontecimientos desde casa. Oíamos la radio. La Policía era tan prepotente que no tomaba las mínimas medidas de seguridad y se podían oír a través de la FM las retransmisiones policiales, que luego han sido un elemento clave, un documento importantísimo, tanto para la Asociación como probatorio, como para la película, como un elemento sonoro muy potente.

Mi padre estaba en la radio. Llegó y dijo que había muertos. Y recuerdo que vinieron unos amigos mayores que se tuvieron que quedar en casa a dormir esa noche porque no se podía salir a la calle.

Aparte de ese día, he mantenido mucha relación activista y política con gente que participó en aquellos hechos. He trabajado con ellos en la militancia política. Siempre ha sido para mí como un referente vital y político muy importante.

Habrá habido en todo este proceso de escritura también un trabajo de documentación.

Tenía el trabajo ya bastante hecho. Con el guion de la película comenzamos hace cinco años más o menos. Primero iba a ser una teleserie, aquello no salió, hubo que transformar el guion para un largometraje… Todo el trabajo de documentación en realidad ya lo había hecho para el guion de la película. Leí todo lo que había al respecto, hablé con protagonistas, tuve relación con la universidad, con historiadores que habían trabajado el tema, vi todos los documentales que había. Cuando fui a hacer el guion ya tenía toda esa tarea realizada. A la hora de escribir la novela le di mi propio enfoque, ese desahogo del que te hablaba. Es un impulso emocional por un lado, pero por otro he sido riguroso con todo lo que pasó.