Excusa
No me resisto a citar (en forma resumida e informal) un artículo de Matt Samet en la revista “Climbing”: «Las mejores y más honestas excusas cuando escalas fatal en el rocódromo o en la roca». Matt alude a esa extraña situación cuando encuentras allí a alguien que no has visto en tiempo y a la segunda frase ya te está explicando por qué hoy no va a escalar bien: «llevo tiempo sin escalar mucho», «el hombro se me resiente de una lesión», «estoy algo flojo después de un mes surfeando en Bali, veinte días esquiando en los Alpes y el trabajo de abrir una galería de arte en Soho, o sea que tengo poco punch», «la mafia rusa me rompió unos dedos por negarme a pagar protección por mi cadena de tiendas porno y ando mal en las regletas». Esto no va a ninguna parte piensa Matt, así que hay que dar excusas a prueba de bombas y que aclaren el ambiente. 1): «Soy un mierda escalando». Un buen comienzo. No eres bueno ni probablemente lo serás nunca. 2) «No estoy en forma porque soy un pedazo de vago». No te preocupes pues todos hemos estado en ello. Se está mejor bajo las mantas que en esa horrible y estrecha chimenea que tú sabes. 3) «Soy muy inseguro». Esto no necesita mayor explicación. 4) «Algo malo pasó en mi vida que me apartó de la escalada». Muy bien eso de jugar al final la vieja carta de provocar simpatía. Como dice Matt, al final este juego es divertido, mantiene húmeda la lengua y te permite estar mirando el móvil pretendiendo que eres alguien importante.