Madalenas
Errenteria, Orereta, Rentería, allí donde se hizo popular un eslogan «menos chorizos y más Magdalenas» escrito sobre una foto de unos policías nacionales con armamento de asalto, robando en las tiendas de la localidad guipuzcoana. Allí se ha producido un acto que mi detector de errores, erratas, provocaciones, planteamientos descabellados y engaños desproporcionados me ha alertado de manera muy confusa. Que Zape Rivera acuda a esa localidad a reconquistar España, es algo previsible, entra dentro de sus cálculos postelectorales, ya que no busca votos locales sino tiempo televisivo que pueda convertirse con el escrutinio general en posibilidad de ocupar cargo ministerial.
Que nadie lo dude, es un acto una reacción lógica, y utilizar esa reacción como elemento noticiable y como carga de la prueba de la tautología en la que andan el trifacio, meter en el mismo lazo, los independentistas catalanes y los vascos, resucitando a ETA como elemento de cambio político. Por lo tanto, objetivo cumplido. No se habla de otra cosa. Quienes acudieron a mostrar su disconformidad probablemente no valoraron este efecto. Pero viendo la cara de satisfacción del cínico Rivera y su descarado discurso, entro en barrena en mi sospecha más tétrica: allí había quienes protestaban con criterio de ciudadanía y posición clara y algunos que estaban para provocar y conseguir las imágenes que buscaban con ahínco.
La actitud chulesca de Maite Pagazaurtundua en el propio mitin, entrevistada ayer lunes en todas las cadenas de radio y televisión de manera profusa, me reafirman en mi sospecha. Y su discurso me produce una gran desazón. Por su biografía y su capacidad intelectual podría ayudar a calmar los ánimos y ser un factor de equilibrio, pero es la agente del odio eterno, de la paranoia. Vox le ama.